El partido entre Atlético Nacional y Junior, que se disputaba la noche del 26 de septiembre, tuvo que ser suspendido en el minuto 54 debido a graves perturbaciones en la tribuna occidental del estadio. El encuentro, que hasta ese momento iba 2-0 a favor de Nacional con goles de Andrés Román y Marino Hinestroza, fue interrumpido cuando la violencia entre hinchas se salió de control.
Según los primeros informes, tras el segundo gol de Nacional, un grupo de aficionados de Junior, ubicados en la tribuna occidental baja, comenzó a enfrentarse con seguidores de Atlético Nacional, desatando una batalla campal. A pesar de los intentos de algunos jugadores de Junior por calmar los ánimos, la situación se agravó rápidamente, con varias personas lesionadas, algunas incluso con armas blancas.
El árbitro Nolberto Ararat decidió suspender el partido por falta de garantías de seguridad, mientras que los jugadores de ambos equipos se refugiaron en los camerinos. Testigos en la transmisión oficial relataron que varias personas resultaron gravemente heridas y que algunos hinchas fueron lanzados desde el segundo piso del estadio durante los disturbios.
El caos también afectó a familiares de los jugadores de Junior, que se encontraban en la tribuna involucrada en los incidentes. Las autoridades y personal de la Cruz Roja evacuaron a los heridos, mientras la Policía custodiaba el área para evitar más enfrentamientos. Hasta el cierre de esta edición, no se ha confirmado cuándo se reanudará el partido ni las medidas disciplinarias que se tomarán tras este lamentable episodio.
