Una encuesta reciente realizada por Guarumo-Ecoanalítica ha arrojado luz sobre la percepción de la gestión del presidente de Colombia, Gustavo Petro, entre los ciudadanos del país. Con resultados que podrían sorprender a muchos, el estudio muestra que un 39,7% de la población califica como buena o excelente la labor del mandatario, contrastando con un 60,3% que la considera pésima o mala. Estas cifras ponen de manifiesto la división de opiniones entre los colombianos respecto al desempeño del líder de la nación.
El ámbito educativo emerge como el fuerte de Petro, con un impresionante 51,5% de aprobación, resaltando las políticas y programas implementados en esta esfera como puntos altos de su administración. La educación, esencial para el desarrollo y el futuro del país, parece haber recibido un impulso significativo bajo su mandato, reflejando un compromiso con la mejora de la calidad y el acceso a la misma.
Sin embargo, no todo son elogios para el presidente. La seguridad emerge como su talón de Aquiles, con solo el 21,5% de aprobación en sus políticas y medidas para combatir la violencia y el crimen. Este bajo porcentaje evidencia una preocupación creciente entre los ciudadanos, quienes ven en la seguridad un aspecto fundamental para la paz y la estabilidad del país. La encuesta revela también críticas en áreas como movilidad, disminución de la pobreza y lucha contra la corrupción, donde las cifras de desaprobación superan ampliamente a las de aprobación.

Pese a estos desafíos, el estudio muestra algunos destellos de progreso en otros frentes, como la disminución del desempleo y mejoras en el acceso a servicios públicos, aunque estas áreas aún enfrentan un camino arduo hacia la aprobación mayoritaria. La vicepresidenta Francia Márquez, por su parte, registra una imagen favorable del 26,1%, marcando otro aspecto de la administración que podría requerir atención.
Esta encuesta de Guarumo-Ecoanalítica ofrece una panorámica compleja de la administración de Petro, destacando logros en educación pero también señalando importantes retos en seguridad y otras áreas vitales para el bienestar de Colombia. La tarea para el presidente y su equipo es clara: mantener los éxitos, aprender de las críticas y trabajar incansablemente para mejorar aquellos aspectos que más preocupan a sus ciudadanos.