El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, confirmó este martes que su gabinete de seguridad aprobó un alto el fuego de 60 días con el grupo chií libanés Hezbolá, con mediación de Estados Unidos. El acuerdo, que busca desescalar el conflicto en la región, incluye condiciones como la retirada de Hezbolá al norte del río Litani, el repliegue total de las tropas israelíes del sur de Líbano y negociaciones bilaterales sobre la frontera entre ambos países.
Netanyahu aclaró que Israel mantendrá “libertad de acción militar” durante la tregua. “Si Hezbolá lanza un cohete, cava un túnel o transporta misiles, atacaremos. Nuestra libertad de movimiento militar dentro de Líbano es innegociable”, señaló el primer ministro, destacando que cualquier violación del acuerdo tendrá una respuesta inmediata.
El acuerdo, que ha generado controversia en ambos lados de la frontera, busca también reubicar a las comunidades israelíes evacuadas del norte del país, pero enfrenta críticas internas. Alcaldes y socios políticos han manifestado que las garantías de seguridad aún son insuficientes para permitir el regreso de los residentes.

Impacto y objetivos estratégicos
La guerra entre Israel y Hezbolá, que estalló hace meses, ha dejado más de 3.500 muertos en Líbano y ha destruido gran parte de la infraestructura de Hezbolá, según Netanyahu. En su intervención, el mandatario aseguró que su gobierno “descabezó a la organización”, eliminando a su líder, Hasán Nasralá, y destruyendo la mayoría de sus arsenales y túneles subterráneos.
El primer ministro destacó que la tregua permitirá a Israel redirigir su enfoque hacia tres objetivos clave: la amenaza iraní, el debilitamiento de Hamás en Gaza, y la renovación de las capacidades militares israelíes. Netanyahu subrayó que, con Hezbolá temporalmente fuera del conflicto, Hamás queda más vulnerable en Gaza, lo que podría facilitar la liberación de rehenes israelíes.
El futuro del conflicto
Netanyahu enfatizó que, aunque Hezbolá respete la tregua, cualquier intento de rearmarse será considerado una violación. “No solo es cuestión de disparar cohetes; prepararse para futuros ataques también rompe el acuerdo. Respondemos con firmeza a cada desafío”, advirtió.

Este acuerdo pone en evidencia las complejidades de la estrategia israelí en una región marcada por tensiones históricas. Si bien la tregua ofrece una ventana para reducir las hostilidades, las declaraciones de Netanyahu subrayan que la paz está condicionada a un cumplimiento estricto de los términos, lo que podría reactivar el conflicto si cualquiera de las partes percibe una provocación. La próxima etapa definirá si este acuerdo abre una ruta hacia la estabilidad o si simplemente retrasa una escalada inevitable.