La Universidad de Antioquia (UdeA) enfrenta una crisis financiera que sigue agudizándose a pesar de los esfuerzos por implementar medidas de austeridad. Desde junio hasta septiembre, la universidad ha logrado ahorrar cerca de $10.000 millones en costos operativos y administrativos. Sin embargo, esta cifra resulta mínima en comparación con el enorme déficit de $137.000 millones que se proyecta para cumplir los compromisos financieros de la institución en diciembre.

El plan de austeridad incluye recortes en materiales, suministros, viáticos y gastos administrativos, además de una polémica reducción en las horas cátedra. Esta última medida ha generado un intenso debate entre los docentes y las directivas, quienes defienden la necesidad de ajustar los costos de nómina, que representan un 80% del déficit proyectado. La reducción de horas cátedra es vista por algunos como un sacrificio necesario para enfrentar la crisis, mientras que los docentes temen que afecte la calidad de la educación.
La magnitud del problema financiero de la UdeA ha llevado a que se discuta sobre la necesidad de una reforma estructural en la financiación de la universidad. Actualmente, más del 50% de los recursos deben ser generados por la misma institución, lo que ha llevado a un desbalance ante el crecimiento de la cobertura educativa y los crecientes gastos de funcionamiento.

La comunidad universitaria, junto con exrectores y estudiantes, pide intervenciones urgentes del gobierno nacional, departamental y distrital, quienes, según ellos, deben aportar recursos extraordinarios por al menos $150.000 millones para aliviar la situación de corto plazo.