Este martes, una serie de explosiones simultáneas de bípers en varias regiones del Líbano dejó al menos ocho muertos y aproximadamente 2.750 heridos, entre ellos miembros del grupo islamista Hezbolá. Las explosiones afectaron principalmente al sur de Beirut, el sur de Líbano y el valle de Becá, zonas dominadas por el movimiento.
El embajador de Irán en Líbano, Mojtaba Amani, está entre los heridos, aunque se encuentra consciente, según informó la televisión estatal iraní. La primera víctima mortal reportada fue una niña de 10 años, hija de un miembro de Hezbolá, que falleció tras la explosión del bíper de su padre.
Hezbolá ha acusado a Israel de ser responsable del ataque, alegando que los bípers fueron pirateados y recalentados por el estado israelí. Según una fuente cercana al grupo, Israel habría intervenido en las comunicaciones para provocar las explosiones.

El ministro de Salud de Líbano, Firass Abiad, confirmó que cientos de personas resultaron heridas, mientras que la agencia de noticias libanesa ANI calificó el incidente como “sin precedentes” y atribuyó el ataque al “enemigo” israelí, destacando que se utilizó alta tecnología para llevarlo a cabo.
Este es el primer ataque de este tipo desde el inicio de la guerra en Gaza hace casi un año, cuando Hezbolá e Israel han mantenido enfrentamientos casi diarios. La Cruz Roja Libanesa ha declarado “alerta máxima” y está asistiendo en los esfuerzos de emergencia.
Hezbolá había instado a sus miembros a abandonar el uso de teléfonos móviles para evitar la interceptación israelí, por lo que habían adoptado un sistema de bípers para la comunicación interna. La intervención israelí en estos dispositivos ha suscitado una grave preocupación por el impacto en la seguridad de las operaciones del grupo.