En una escalofriante violación de derechos humanos, diversas organizaciones y colectivos sociales han denunciado que el Clan del Golfo ha forzado a mujeres y niñas emberá a realizar danzas para sus hombres armados en la comunidad de Punto Viejo, en Chocó. El alarmante hecho ha llevado a que cinco jóvenes, tres de ellas menores de 14 años, sean secuestradas en medio del hostigamiento y la violencia de las bandas delincuenciales.
Las víctimas identificadas incluyen a Merina Forastero Isarama y Enerita Forastero, ambas de 14 años; Yorleydi Chamorro Morroco, de 15 años; y Yamilda Forastero Isarama, de 18 años, junto con Clara Chamorro Morroco, de 19 años. La incertidumbre sobre su paradero subraya la creciente crisis de violencia en la región, donde las bandas armadas ejercen un control aterrador sobre las comunidades desplazadas.
La violencia en el departamento ha sido brutal. Desde el inicio del confinamiento forzado, se han registrado 108 homicidios atribuidos a bandas delincuenciales y al Clan del Golfo. Ante esta situación, el alcalde de Quibdó, Rafael Bolaños Pino, ha solicitado urgentemente al Gobierno Nacional una intervención para garantizar la seguridad y el respeto a los derechos humanos en la región.

La Defensoría del Pueblo, en alertas emitidas el 8 y el 24 de mayo, ha documentado casos graves de abuso sexual, extorsión y violencia contra mujeres en comunidades como Río Uva y Villa Alta. Estas mujeres han manifestado un profundo desespero, con algunas expresando deseos de suicidio debido a la extrema degradación a la que están sometidas. Las víctimas temen represalias si denuncian, lo que agrava aún más la situación.
Las organizaciones de mujeres han hecho un llamado urgente al Gobierno, exigiendo acciones concretas para proteger a las poblaciones vulnerables. Las peticiones incluyen la reactivación de acuerdos humanitarios, el respeto al Derecho Internacional Humanitario, y la declaración de Chocó como una prioridad en el Plan de Desarrollo. Además, instan a establecer un canal de diálogo con el movimiento de mujeres para asegurar que sus voces sean escuchadas y sus derechos protegidos.
La denuncia finaliza con un mensaje claro y contundente: “NO SOMOS LA GENERACIÓN DEL NO FUTURO”. Esta frase refleja la urgencia de una respuesta efectiva para frenar la explotación y violencia, y para garantizar un futuro digno y seguro para las mujeres y niñas afectadas.