La crisis de combustible para aviones en Colombia ha alcanzado un punto crítico, generando una seria incertidumbre en el sector aéreo y afectando a miles de viajeros. La escasez del combustible Jet A1, esencial para las aeronaves, ha llevado a la cancelación de numerosos vuelos y a la implementación de medidas de contingencia por parte de las aerolíneas.
El desabastecimiento comenzó el 16 de agosto, tras una falla eléctrica en la Refinería de Cartagena (Reficar), que afectó la producción de Jet A1. Aunque la Refinería de Barrancabermeja ha incrementado su suministro, la Refinería de Cartagena solo ha logrado abastecer un 76 % de su capacidad normal. Esta situación ha llevado a que aeropuertos en ciudades clave como Bogotá, Medellín, y Cartagena reporten niveles alarmantemente bajos de combustible.
Latam Airlines, una de las principales afectadas, ha implementado un plan de contingencia que incluye el cargue extra de combustible en vuelos internacionales y ajustes operacionales para mitigar el impacto. La aerolínea ha advertido sobre el desabastecimiento en aeropuertos como Leticia, Montería y Bucaramanga, mientras que en Bogotá, la disponibilidad de combustible ha alcanzado niveles críticos.

La Aeronáutica Civil ha permitido a las aerolíneas reprogramar, suspender o cancelar vuelos entre el 28 de agosto y el 4 de septiembre para manejar la crisis. Esta medida busca proporcionar flexibilidad en la operación de acuerdo con la disponibilidad de combustible, pero ha generado preocupación entre los pasajeros, quienes se enfrentan a una gran incertidumbre sobre el estado de sus vuelos.
Ecopetrol, en un intento por estabilizar la situación, ha anunciado la importación de 100.000 barriles de Jet A1, que se espera lleguen al país entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre. Sin embargo, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y las principales distribuidoras, como Terpel, han señalado que aún queda un largo camino para normalizar el suministro y garantizar la competitividad en el sector aéreo.
La crisis no solo afecta a los viajeros nacionales, sino también a los internacionales, generando un impacto significativo en la conectividad y en la operación de las aerolíneas en Colombia. Las autoridades continúan trabajando para resolver el problema y asegurar la estabilidad en el abastecimiento de combustible para evitar mayores complicaciones.