En un operativo que involucró la rápida intervención de las autoridades y el personal del hotel, dos mujeres fueron capturadas en flagrancia mientras desvalijaban la habitación de un extranjero en Medellín. El incidente ocurrió el martes 11 de junio en el barrio Laureles, donde un hombre puertorriqueño de 41 años fue encontrado drogado en su habitación mientras las mujeres intentaban robarle.
El hombre había contactado a las mujeres, ambas de 19 años según sus documentos, a través de redes sociales con el fin de explotarlas sexualmente. Tras ingresar al hotel con las dos mujeres, el comportamiento sospechoso del grupo despertó las alertas del personal del hotel. Una vez en la habitación, las mujeres suministraron escopolamina al extranjero, dejándolo en un estado de indefensión, y comenzaron a despojarlo de sus pertenencias, incluyendo varias tarjetas, $1.000.000 en efectivo y una consola de videojuegos.
El comportamiento extraño de una de las mujeres, que bajó a la recepción, y la presencia de la otra en la habitación, llevó a los empleados del hotel a sospechar y llamar a la policía. Los agentes llegaron en cuestión de minutos, encontrando a las mujeres con el botín en sus bolsos y al hombre completamente drogado y desorientado. «De inmediato, el ciudadano extranjero fue trasladado a un centro asistencial para su atención médica», informó la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (Meval).
Este caso es solo uno de muchos similares que ocurren en Medellín, donde extranjeros son drogados y robados por mujeres contactadas a través de aplicaciones de citas. Hace un mes, dos brasileños denunciaron un caso casi idéntico, donde les robaron dinero, tarjetas de crédito, joyas y hasta una consola de videojuegos después de ser escopolaminados.
Las autoridades han reiterado la importancia de que los extranjeros que llegan a Medellín sean conscientes de los riesgos y tomen medidas para protegerse. A pesar de los esfuerzos para emitir alertas y realizar campañas de prevención, el control efectivo de estos incidentes sigue siendo un desafío. La cooperación y la corresponsabilidad de los visitantes son cruciales para reducir estos delitos que afectan tanto a los turistas como a la imagen de la ciudad.