El mundo del rock colombiano y sus seguidores enfrentan un momento de profunda reflexión y sorpresa, luego de que la banda Tr3s de Corazón anunciara oficialmente la salida de Andrés Felipe Muñoz Lara, su hasta ahora baterista, tras ser condenado por un delito de aborto sin consentimiento. Esta noticia ha sacudido no solo a la escena musical de Medellín, sino también a los aficionados del Atlético Nacional, dada la doble vida de Muñoz Lara como líder de la barra Los del Sur.
La Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín dictaminó la culpabilidad de Muñoz Lara en un caso que remonta al 3 de febrero de 2018, cuando le administró a Milena Uribe, entonces embarazada de él, un jugo mezclado con misoprostol, buscando terminar con el embarazo sin el consentimiento de Uribe. Este veredicto llega después de un largo proceso judicial que inicialmente absolvió a Muñoz Lara, pero que, tras una apelación por parte de la defensa de Uribe, culminó en una sentencia condenatoria.
La decisión de Tr3s de Corazón de separar su camino del de Muñoz Lara no ha sido fácil. La banda, conocida por su compromiso con la música y su estrecha relación con los seguidores, ha pedido respeto y comprensión tanto de su audiencia como de los medios de comunicación, en un momento que describen como de «tránsito» y reflexión. Este giro en los acontecimientos subraya el dilema ético y moral que enfrentan artistas y personalidades públicas involucradas en actos reprobables, poniendo a prueba la lealtad de sus seguidores y el escrutinio público.
La reacción de la comunidad ha sido mixta, con muchos expresando su apoyo a la decisión de la banda de mantenerse fiel a sus principios éticos, mientras que otros lamentan la pérdida de un talento musical por decisiones personales cuestionables. Este caso no solo destaca la importancia del consentimiento y la autonomía corporal, sino que también pone de manifiesto las consecuencias de las acciones privadas en la esfera pública, especialmente para figuras públicas. Con Muñoz Lara aparentemente renunciando a una apelación y buscando prisión domiciliaria, el capítulo puede estar cerrándose legalmente, pero las repercusiones en la cultura, la música y los valores sociales de Colombia continúan resonando.