En un angustioso episodio que sacudió los cimientos de la ciudad de Medellín, un enfrentamiento violento en las inmediaciones del Palacio de Justicia José Feliz de Restrepo culminó con un saldo alarmante: un policía gravemente herido, un agresor detenido y una inocente bebé de apenas cuatro meses afectada por una bala perdida. El incidente, que tuvo lugar el 14 de febrero de 2024, ha puesto en vilo a la comunidad, evidenciando la fragilidad de la seguridad en espacios públicos.
Según el reporte oficial de la Policía Metropolitana, todo comenzó cuando un individuo armado con un machete atacó sin previo aviso a un agente de la autoridad. La rápida respuesta de las fuerzas del orden no se hizo esperar; sin embargo, en el intento por neutralizar al atacante, una bala desviada hirió a una menor que se encontraba en la escena, sumiendo en la desesperación a todos los presentes.
El Teniente Coronel Eder Sánchez, Comandante del distrito Candelaria, detalló la condición de los involucrados: mientras que el agresor y la menor han sido declarados fuera de peligro tras recibir atención médica oportuna, el panorama para el policía agredido es sombrío, con un pronóstico reservado que mantiene en vilo a la institución y a la ciudadanía. Este hecho no solo refleja el peligro inherente al servicio policial, sino también la impredecible naturaleza de la violencia en las calles.
El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, expresó su consternación y solidaridad con las víctimas, especialmente con la bebé herida, cuya recuperación sigue de cerca. Este trágico suceso ha desencadenado una ola de interrogantes sobre la seguridad en el corazón de Medellín y el riesgo que representan aquellos dispuestos a desafiar la ley con violencia. Mientras la justicia toma su curso con el agresor, ahora bajo custodia y a la espera de cargos por tentativa de homicidio y agresión a funcionario público, la ciudad reflexiona sobre la urgencia de fortalecer sus medidas de seguridad y prevención.