En un ambiente cargado de expectativas y esperanza, el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) han logrado un acuerdo crucial en La Habana, Cuba, que promete mantener a Colombia en un camino tentativo hacia la paz. A escasos minutos de la expiración del anterior acuerdo de cese al fuego, ambas partes anunciaron una extensión de seis meses más, manteniendo viva la posibilidad de un futuro sin conflicto armado.
Este nuevo cese al fuego bilateral, nacional y temporal, que comenzará a las 00:00 horas del 6 de febrero de 2024, se logró tras intensas negociaciones en La Habana, reflejando el compromiso de ambas partes por avanzar hacia la resolución de un conflicto que ha marcado a Colombia por décadas. Sin embargo, el camino hacia la paz no está exento de desafíos, como lo demuestran las 141 violaciones al acuerdo previo reportadas desde su inicio el pasado primero de enero hasta el 30 de abril.
En un gesto significativo hacia la paz y la seguridad en la región, el ELN se ha comprometido a suspender de manera unilateral y temporal las retenciones de carácter económico, un término que refiere a los secuestros con fines de financiamiento que han sido una práctica recurrente del grupo guerrillero. Este compromiso, aunque temporal, es un paso adelante en el alivio de las tensiones y en la construcción de confianza entre las partes.
El acuerdo alcanzado también contempla la creación de un «grupo de donantes» con el fin de recaudar fondos que permitan al ELN cumplir con sus compromisos sin recurrir a prácticas ilegales como el secuestro. Este enfoque innovador hacia la financiación de la paz sugiere un reconocimiento de las complejidades económicas que subyacen al conflicto armado y la necesidad de soluciones creativas y sostenibles para superarlas.
El séptimo ciclo de negociaciones, previsto para abril, será crucial para evaluar el progreso de estos compromisos y para seguir avanzando en la agenda de paz. Este ciclo no solo abordará el cumplimiento del cese al fuego y la suspensión de los secuestros, sino que también explorará medidas adicionales para asegurar un proceso de paz duradero y efectivo.
El acuerdo entre el Gobierno y el ELN es un testimonio del deseo compartido de superar años de conflicto y de trabajar hacia una Colombia pacífica y próspera. Aunque el camino hacia la paz es complejo y lleno de incertidumbres, este nuevo cese al fuego representa una ventana de oportunidad para avanzar en la resolución de uno de los conflictos más largos y dolorosos de América Latina.
