La constante llegada de migrantes venezolanos a Colombia ha llevado al Gobierno a implementar la Resolución 12509 del 4 de diciembre de 2024, que crea la categoría de visa de visitante especial “V-Visitante Especial”. Este mecanismo busca facilitar la permanencia legal de miles de ciudadanos venezolanos que han cruzado la frontera, otorgándoles una vía para acceder a oportunidades laborales y educativas en el país.
La nueva visa tendrá una vigencia de dos años y será otorgada a quienes hayan ingresado a Colombia hasta el 3 de diciembre de 2024. Se trata de una medida única, ya que al término de este período, los beneficiarios deberán optar por otro tipo de regularización migratoria. Este permiso incluye la posibilidad de trabajar en cualquier actividad lícita y de acceder al sistema educativo formal, siempre cumpliendo con la normatividad vigente. Sin embargo, no aplica para personas con antecedentes judiciales, órdenes de deportación o que posean otra nacionalidad.
Entre 2017 y 2023, las solicitudes de asilo presentadas por venezolanos en Colombia crecieron exponencialmente, pasando de 548 en 2017 a casi 13.000 en 2023. Actualmente, el Ministerio de Relaciones Exteriores recibe un promedio de 1.200 solicitudes al mes, pero el tiempo de respuesta puede extenderse hasta tres años. Esta demora ha llevado a un aumento significativo de personas en situación irregular, lo que motivó la creación de esta nueva visa como parte de los esfuerzos para reducir la carga burocrática.

El Gobierno ha implementado diferentes mecanismos desde el inicio de la crisis migratoria, incluyendo el Permiso Especial de Permanencia (PEP) y el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV). No obstante, la población migrante irregular sigue siendo considerable, lo que refleja los desafíos de mantener un equilibrio entre la atención humanitaria y la gestión eficiente de las fronteras.
La creación de la visa de visitante especial es un paso pragmático para manejar la presión migratoria en Colombia, pero también evidencia la fragilidad de las estrategias implementadas hasta ahora. Aunque esta medida busca integrar a los migrantes a la sociedad formal, el éxito dependerá de la capacidad del Estado para garantizar procesos ágiles y evitar nuevos cuellos de botella administrativos. Además, es imperativo que esta política no solo sea un alivio temporal, sino que forme parte de una estrategia a largo plazo que priorice el control fronterizo y fomente la cooperación regional para atender las causas de la migración forzada desde Venezuela.