El Gobierno colombiano, a través del canciller Luis Gilberto Murillo, manifestó que las recientes elecciones en Venezuela no fueron completamente libres, señalando factores como las sanciones internacionales y la presión sobre la oposición como obstáculos para un proceso democrático pleno. Estas declaraciones reflejan la posición crítica de Colombia frente a las dinámicas electorales en el país vecino.
Murillo destacó que, aunque el presidente Gustavo Petro ha promovido una postura conciliadora hacia Venezuela, los comicios presentaron limitaciones graves. “Las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea no solo afectaron a candidatos de la oposición, sino también a figuras oficiales. Además, la persecución a líderes opositores por parte del gobierno venezolano creó un ambiente electoral desigual y sin garantías”, subrayó el canciller.
La falta de condiciones equitativas y la restricción de las libertades políticas en el país gobernado por Nicolás Maduro llevaron al Ejecutivo colombiano a calificar el proceso como «parcialmente libre». Según Murillo, estas irregularidades socavan la posibilidad de una verdadera democracia en Venezuela y perpetúan una crisis política que afecta a millones de ciudadanos.

Durante su intervención en la cumbre del G20 en Brasil, el presidente Petro reafirmó la necesidad de un camino hacia elecciones libres y justas en Venezuela. «Es imperativo que los venezolanos definan un rumbo democrático con garantías plenas para todos los actores políticos. Colombia sigue comprometida con acompañar a Venezuela en esta transición”, puntualizó el mandatario en una entrevista.
Las declaraciones del canciller Murillo y el presidente Petro evidencian una postura ambivalente de Colombia frente al régimen de Maduro. Aunque se reconoce la importancia de mantener un diálogo bilateral, la insistencia en elecciones libres revela una presión diplomática que busca apuntalar principios democráticos. Sin embargo, esta posición enfrenta tensiones internacionales, particularmente con actores como Estados Unidos y la Unión Europea, cuyos intereses geopolíticos influyen en el manejo del tema venezolano. En este contexto, Colombia busca consolidarse como un mediador clave, aunque la falta de acciones concretas podría limitar su impacto en una resolución de la crisis.