En una operación conjunta entre la Policía Nacional de Colombia y el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) de Venezuela, fue capturado en Los Santos, Santander, Jeison Alexander Lorca Salazar, alias ‘Jeison Comino’, identificado como el segundo cabecilla del Tren de Aragua. El presidente Gustavo Petro confirmó la detención a través de sus redes sociales, destacando la cooperación binacional en la lucha contra el crimen organizado.
Alias ‘Jeison Comino’ era uno de los delincuentes más buscados en Venezuela, con una circular roja de Interpol que solicitaba su captura por delitos de terrorismo, asociación para delinquir agravada, tráfico de armas y extorsión. Se le atribuye el liderazgo de la banda ‘El Jeison’, que operaba en las zonas de Tasajera y Los Teques, en el estado de Aragua, Venezuela.
La captura de Lorca Salazar representa un golpe significativo al Tren de Aragua, una de las organizaciones criminales más temidas de la región, conocida por su participación en actividades ilícitas como tráfico de drogas, extorsión y trata de personas. Esta detención evidencia la efectividad de la cooperación internacional en materia de seguridad y la determinación de las autoridades colombianas y venezolanas para desarticular estructuras delictivas que operan a ambos lados de la frontera.
Este operativo se enmarca en la ‘Operación Frontera’, una estrategia conjunta que busca fortalecer la seguridad en las zonas limítrofes y combatir el crimen transnacional. La captura de ‘Jeison Comino’ no solo debilita la estructura del Tren de Aragua, sino que también envía un mensaje claro sobre la capacidad de las fuerzas de seguridad para enfrentar y desmantelar organizaciones criminales de alto perfil.
La detención de alias ‘Jeison Comino’ en territorio colombiano refleja la creciente transnacionalización de las organizaciones criminales y la necesidad imperativa de una colaboración efectiva entre países vecinos para enfrentar amenazas comunes. Este hecho subraya la importancia de mantener y fortalecer los lazos de cooperación en seguridad y justicia, especialmente en regiones fronterizas donde la actividad delictiva tiende a cruzar límites nacionales, desafiando la soberanía y la estabilidad de los Estados involucrados.
