El Congreso de la República aprobó el 13 de noviembre de 2024, en último debate, un proyecto de ley que prohíbe el matrimonio infantil y las uniones tempranas en todo el territorio colombiano. La iniciativa, respaldada ampliamente en el Senado, impedirá que jueces y notarios legalicen matrimonios entre menores de edad o entre menores y adultos, un avance que los legisladores han calificado como crucial en la defensa de los derechos de niños y adolescentes.
Liderado por las representantes Jennifer Pedraza y Alexandra Vásquez, el proyecto modifica el Código Civil, que hasta ahora permitía el matrimonio de adolescentes desde los 14 años con el consentimiento de sus padres. Según Pedraza, la permisividad de estas uniones había convertido a los menores en “moneda de cambio” en algunas comunidades, donde matrimonios tempranos se utilizaban en transacciones por ganado, tierras y otros bienes. Con esta nueva ley, Colombia deja atrás la práctica que coloca al país en la posición número 20 en el índice global de matrimonios infantiles, situación que afectaba especialmente a niñas y adolescentes.
De acuerdo con estadísticas previas a 2015, una de cada cuatro mujeres en Colombia (28%) se había casado antes de cumplir 18 años, lo que convertía al país en uno de los pocos en América Latina con legislación permisiva hacia estas uniones. Se estima que cada día ocurren más de 33,000 matrimonios infantiles en todo el mundo, una realidad que expone a los menores a vulneraciones graves en términos de salud, educación y autonomía. Con esta ley, los legisladores aseguran un futuro más protegido para los jóvenes, subrayando que este es un triunfo para la infancia de Colombia.
Este avance legislativo representa un compromiso con la protección de los derechos fundamentales de niños y niñas en Colombia, garantizando que ningún menor pueda ser obligado a asumir responsabilidades de adultos. Con esta prohibición integral, Colombia no solo mejora su posición internacional en términos de derechos de la infancia, sino que establece un marco que protege la integridad física, emocional y educativa de sus jóvenes, abriendo un camino hacia el desarrollo pleno y libre de compromisos forzados.
La aprobación de esta ley no estuvo exenta de controversia, especialmente en relación con las prácticas culturales de las comunidades indígenas. La senadora Martha Peralta, del Pacto Histórico, destacó que en algunas culturas indígenas, como la wayuú, es común que las mujeres sean consideradas adultas tras la primera menstruación. En respuesta, el proyecto incluye un apartado que permitirá la participación activa de estas comunidades en campañas de educación y prevención, buscando respetar sus tradiciones, pero sin excepciones a la prohibición general del matrimonio infantil.