La desaparición de Iván Márquez, uno de los líderes más notorios de la Segunda Marquetalia, ha encendido las alarmas en Colombia y Venezuela. Desde hace más de un mes, no se ha tenido contacto con el excomandante de las Farc, quien se sometió a una delicada intervención quirúrgica en Caracas. Las autoridades venezolanas, hasta el momento, han guardado silencio sobre su paradero, mientras que el gobierno de Gustavo Petro ha comenzado una investigación exhaustiva para esclarecer los rumores sobre su posible fallecimiento.
La figura de Márquez es central en las negociaciones que mantiene el gobierno colombiano con las disidencias de la Segunda Marquetalia. Su desaparición, justo en medio de estos diálogos, pone en riesgo uno de los pilares fundamentales de la política de «paz total» que impulsa Petro. El propio Alto Comisionado para la Paz, Otty Patiño, afirmó que, aunque los indicios de su muerte no han sido confirmados, se mantendrán los esfuerzos para avanzar en las conversaciones con los líderes designados por el grupo insurgente.
El pasado reciente de Márquez ha estado marcado por intentos fallidos de atentados en su contra. En 2022, sufrió un ataque en la frontera colombo-venezolana que lo dejó gravemente herido, perdiendo un ojo y una mano. Este incidente lo alejó momentáneamente de la escena pública hasta que reapareció en Caracas en junio de 2024 para instalar formalmente la mesa de diálogos con el gobierno colombiano, mostrándose visiblemente afectado físicamente.
El silencio del régimen venezolano y la falta de información clara han generado un ambiente de especulación. La embajada colombiana en Caracas, liderada por Milton Rengifo Hernández, también ha iniciado investigaciones sobre el estado de Márquez. Si se confirma su fallecimiento, el impacto en las negociaciones será profundo, aunque el gobierno ha manifestado su voluntad de continuar con los esfuerzos de paz a pesar de la incertidumbre.
