Las cifras de homicidios en Antioquia muestran una disminución significativa este 2024, un avance atribuido principalmente a la histórica reducción de asesinatos en Medellín, que registra la menor cantidad de casos desde la década de 1970. Según datos oficiales, el departamento reporta 1.265 homicidios, 38 menos que los 1.303 contabilizados en 2023, lo que refleja una leve pero importante tendencia a la baja.
Medellín ha sido el principal motor de esta reducción, con 244 homicidios en lo que va del año, 47 menos que los 291 registrados durante el mismo período del año pasado. Además, municipios del Área Metropolitana como Caldas y Barbosa han seguido esta tendencia, con disminuciones del 52,2% y 33,3%, respectivamente. Sin embargo, algunas localidades como Envigado, Itagüí y La Estrella han registrado aumentos en sus cifras de asesinatos, lo que revela que el reto de la seguridad sigue presente en la región.
El panorama es más complejo en las subregiones rurales del departamento. El Bajo Cauca, azotado por disputas de grupos armados por el control de economías ilegales, presenta un incremento alarmante del 59,5% en homicidios, al pasar de 79 casos en 2023 a 126 en 2024. Municipios como Caucasia y Cáceres lideran las cifras en esta zona, con incrementos del 65,5% y 100%, respectivamente. En el Nordeste, las luchas entre organizaciones criminales han llevado a un aumento del 36,4% en asesinatos, destacándose los casos de Amalfi, con un alza del 240%, y Remedios, que casi duplicó su registro anual.
Por otro lado, Urabá y el Occidente antioqueño muestran señales alentadoras con disminuciones significativas. Urabá pasó de 144 homicidios en 2023 a 84 en 2024, una baja del 41,7%, mientras que el Occidente reportó una reducción del 19,7%. Estos avances se atribuyen a esfuerzos de control territorial y fortalecimiento institucional en estas zonas.
La Gobernación de Antioquia sigue trabajando en un enfoque diferenciado para mejorar la seguridad en cada subregión, atendiendo las particularidades territoriales. Sin embargo, los desafíos en el Bajo Cauca y otras áreas rurales muestran la necesidad de reforzar la intervención del Estado para consolidar la paz y la seguridad en todo el departamento.