El reciente anuncio del gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, sobre la venta de la emblemática Casa de Antioquia en Bogotá ha generado una intensa discusión. La Gobernación estima que podría recibir $5.000 millones por la propiedad, pero algunos sectores argumentan que deshacerse de la casona, que ha servido como sede consular desde 1978, sería inconveniente.
Según el gobernador Rendón, los altos costos de mantenimiento y la conectividad actual justifican la venta. «Con la venta de este inmueble, que hoy genera gastos excesivos, Antioquia tendrá más recursos para destinar al departamento», declaró. La casona, ubicada en un lugar estratégico cerca del Parque Nacional, ha sido escenario de reuniones importantes, actos sociales y culturales.
El senador Andrés Guerra, del mismo partido de Rendón, se mostró en desacuerdo, subrayando la importancia de mantener una presencia en la capital del país. «Si tuviéramos cuatro o cinco casas de Antioquia acá se podría plantear la posibilidad de vender alguna, pero solo tenemos una que está ubicada en un barrio estratégico», afirmó Guerra.

Ancízar Villa, exgerente de la Casa de Antioquia, calificó la venta como una «parroquialización de la administración», señalando que el 60% de las decisiones importantes se toman en Bogotá. Villa aseguró que el mantenimiento de la casa no es oneroso, ya que los gastos se cubren en gran parte con patrocinios y la colaboración de la Fábrica de Licores de Antioquia. Además, destacó que la casa ha sido un punto de encuentro para eventos con artistas, políticos y representantes de la cultura.
El periodista César Pérez Berrío resaltó la función de la Casa de Antioquia como un enlace vital con públicos de interés y un lugar para promover la cultura y los productos antioqueños. Pérez Berrío sugirió que la casa podría seguir sirviendo como una vitrina permanente para las empresas antioqueñas, y el senador Guerra propuso la creación de un centro de documentación sobre la economía y los proyectos de Antioquia.
La Gobernación de Antioquia enfrenta una difícil decisión entre el costo y el beneficio de mantener o vender la Casa de Antioquia en Bogotá. Mientras algunos funcionarios y el Sindicato de Servidores Públicos esperan noticias sobre su futuro, la discusión sobre el valor simbólico y práctico de esta propiedad continúa.