En su primer encuentro con medios de comunicación nacionales e internacionales tras su controvertida reelección, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, lanzó una advertencia clara sobre la situación de orden público en el país. En una conferencia de prensa desde el Palacio de Miraflores, Maduro responsabilizó a la oposición de la convulsa situación actual y afirmó que, aunque busca la paz, está dispuesto a implementar una «revolución con otras características» si es necesario para restablecer el orden.
Maduro aseguró que el país ha sido víctima de «golpes de Estado e intentos de asesinato», pero calificó los recientes disturbios como una manifestación de «fascismo en su versión más criminal». Además, acusó a los expresidentes colombianos Álvaro Uribe e Iván Duque de estar detrás de intentos de sabotaje durante la jornada electoral, señalando que supuestos paramilitares colombianos, junto con venezolanos, habrían participado en actos violentos. Según Maduro, varios de estos individuos han sido capturados y enfrentarán penas severas.
El presidente también se refirió a la tardanza en la entrega de los resultados electorales, atribuyéndola a un supuesto ataque al sistema del Consejo Nacional Electoral (CNE). «Pasaron al plan C: quemar sedes de centros electorales, acosar a funcionarios. Y hay varios videos que muestran a grupos criminales actuando», dijo, refiriéndose específicamente a un incidente en San Francisco, donde, según él, se capturó a los responsables.
En un tono más agresivo, Maduro acusó a los líderes opositores María Corina Machado y Edmundo González de estar detrás de las protestas y de financiar a grupos criminales para atacar infraestructuras públicas. «Los quiero a todos presos, presos. Nunca llegarán al poder político, nunca jamás y sé lo que digo», afirmó, dejando clara su intención de no tolerar la oposición a su gobierno.
Estas declaraciones se producen en un contexto de creciente tensión en Venezuela, con una comunidad internacional cada vez más crítica hacia el régimen de Maduro. La situación interna se agrava con manifestaciones y un clima de inestabilidad política, mientras que las acusaciones de fraude electoral continúan resonando a nivel global. La advertencia de Maduro de recurrir a medidas más drásticas pone en evidencia la gravedad de la crisis que atraviesa el país.
