En un proceso electoral marcado por la controversia, Nicolás Maduro fue proclamado presidente electo de Venezuela por el Consejo Nacional Electoral (CNE) sin realizar verificación de actas ni reconteo de votos. En menos de 24 horas tras el cierre de las urnas, el presidente del CNE, Elvis Amoroso, entregó a Maduro el acta de juramentación, confirmando su liderazgo para el periodo 2025-2031. Esta decisión extiende su mandato a 17 años en el poder, generando reacciones a nivel nacional e internacional.
La proclamación de Maduro ha suscitado críticas y preocupaciones en diversos sectores, quienes han señalado irregularidades en el proceso electoral. La comunidad internacional y algunos líderes opositores han solicitado transparencia, exigiendo la publicación de los resultados detallados y un reconteo de votos para validar la legitimidad del proceso. Sin embargo, estas peticiones no fueron atendidas, y el CNE procedió con la declaración oficial del ganador sin una revisión exhaustiva de los datos electorales.
En su discurso de aceptación, Maduro celebró lo que describió como una victoria «histórica» contra fuerzas «fascistas», haciendo referencia a sus opositores. «Hoy el pueblo ha hablado y ha derrotado a los demonios de la mentira y la manipulación», afirmó. Maduro prometió un nuevo período de gobierno enfocado en la prosperidad y la justicia social, reafirmando su compromiso con la paz y la dignidad del país.
El líder venezolano también aprovechó la ocasión para advertir sobre intentos de desestabilización, aludiendo a un supuesto plan para un «golpe de Estado de carácter fascista». En un tono desafiante, Maduro aseguró que su gobierno no permitirá que se repita una situación como la de 2019, cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino, generando una crisis política y social en el país. «Estamos preparados para defender la democracia y la soberanía de Venezuela ante cualquier amenaza», concluyó.
La proclamación de Nicolás Maduro sin un proceso de verificación ha dejado muchas preguntas sin respuesta y ha encendido el debate sobre el futuro de la democracia en Venezuela. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación los acontecimientos y el posible impacto en la estabilidad de la región.