La situación en Cuba sigue siendo crítica, con una constante escasez de alimentos, medicinas y cortes eléctricos afectando a millones de cubanos. A pesar de que estos problemas no son nuevos, la situación parece estar empeorando cada día, sin señales de mejoría a corto plazo. Según un reciente informe del DANE, el costo actual de la canasta básica mínima para dos personas es de casi 800 dólares al mes, mientras que el salario mínimo en la isla se encuentra en tan solo 87 dólares.
El sistema de racionamiento estatal, vigente desde 1962, ha sido incapaz de cubrir las necesidades básicas de la población. La combinación de inflación, pérdida de poder adquisitivo y una crisis energética ha exacerbado la inseguridad alimentaria, exponiendo a la población a enfermedades y desnutrición. Expertos advierten que, si la situación no mejora, las consecuencias podrían ser catastróficas.
Una activista del Programa de Monitoreo Alimentario de Cuba, que prefirió mantener su anonimato, explicó a DW que la escasez de alimentos esenciales como el pan y la sal ha llevado a muchos a creer que se trata de un efecto remanente de la pandemia de COVID-19 o de conflictos internacionales como la guerra en Ucrania. Sin embargo, esta situación se ha agravado desde 2018, y el gobierno cubano ahora lo está admitiendo públicamente.
El economista cubano Omar Everleny Pérez, en un análisis publicado en marzo, señaló que la mayoría de las familias cubanas utilizan al menos el 90% de sus ingresos para comprar alimentos. Con el salario mínimo actual, apenas alcanza para comprar una bolsa de leche y una docena de huevos. Una encuesta realizada por la ONG CubaData reveló que el 82,5% de los cubanos están preocupados por la falta de alimentos, y en el 70,8% de los hogares alguien ha tenido que comer menos o saltarse comidas debido a la escasez.

El sistema de racionamiento, conocido como la «libreta de abastecimiento», permite a los cubanos comprar productos básicos a precios subsidiados, pero las cantidades ofrecidas son insuficientes para cubrir las necesidades mensuales de una persona. La producción agrícola nacional y las importaciones significativas no han sido capaces de satisfacer la demanda.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos ya había alertado sobre esta grave situación en septiembre de 2023, indicando que el 88% de los habitantes vive en pobreza extrema. El déficit de alimentos subsidiados y la inflación son los principales factores que afectan la economía de los hogares cubanos.
Actualmente, Cuba cuenta con cinco molinos para procesar trigo, pero solo uno está en funcionamiento, produciendo 250 toneladas diarias de harina, mientras que la demanda mensual es de 20 mil toneladas. Aunque se han firmado acuerdos con países como Rusia para garantizar el suministro de harina y otros productos, la falta de inversión y voluntad gubernamental para crear una cadena alimentaria sostenible sigue siendo un problema crucial.

La crisis ha llevado a situaciones extremas, como el aumento de la criminalidad por comida, el abandono infantil y una ola de suicidios y enfermedades mentales sin precedentes. La representante de Food Monitor Program advierte que esta situación podría desencadenar una nueva ola migratoria masiva, con muchos cubanos optando por abandonar el país en busca de mejores condiciones de vida.
La única alternativa que muchos ven es la protesta, aunque las manifestaciones de 2021 fueron violentamente reprimidas, dejando a la población en un estado de desesperanza y resignación.