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martes, febrero 11, 2025
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Las razones detrás del hundimiento de la Ley Estatutaria de Educación: ¿qué falló?

El proyecto de Ley Estatutaria de Educación, radicado el 12 de septiembre de 2023, ha fracasado en su camino legislativo, generando un profundo descontento entre aquellos que esperaban su aprobación. La iniciativa buscaba fortalecer el sistema educativo desde la primera infancia hasta la universidad, pero encontró múltiples obstáculos políticos y administrativos que impidieron su avance.

Uno de los principales factores que contribuyeron a la caída del proyecto fue el desbalance en la medición de fuerzas políticas y los desacuerdos en contenidos sustanciales. La Federación Colombiana de Educadores (FECODE) mostró su poder con un paro indefinido, rechazando enmiendas que consideraban perjudiciales, como la propuesta de «Bonos Educativos» y la responsabilidad exclusiva de los educadores en la evaluación del desempeño estudiantil. Domingo Ayala, presidente de FECODE, expresó la necesidad de rechazar cualquier riesgo asociado a un proyecto que, según ellos, desviaba recursos hacia el sector privado.

El débil cabildeo político y la falta de mesas de trabajo en los territorios también fueron determinantes. El Ministerio Nacional de Educación limitó sus esfuerzos a algunas asambleas en ciudades capitales, lo que no fue suficiente para generar el apoyo necesario. Este descuido estratégico dejó al proyecto sin la base de consenso social y político indispensable para su aprobación, resaltando la importancia de una mayor interacción y compromiso con las comunidades educativas.

El impacto fiscal incierto y los ajustes presupuestales a la deriva generaron dudas significativas. La implementación de la ley requeriría más de 230 billones de pesos en 20 años, con necesidades específicas de 121 billones para educación superior y 114 billones para educación básica y media. Estos cálculos suscitaron preocupación sobre la viabilidad financiera del proyecto, especialmente en un contexto donde FECODE abogaba por destinar recursos exclusivamente al sector estatal a través de una reforma constitucional al Sistema General de Participaciones.

Finalmente, la oposición política y los cambios abruptos en el articulado rompieron la negociación armónica que se llevaba a cabo. Ajustes de última hora en la Comisión Primera del Senado, realizados a puerta cerrada, desnaturalizaron el proyecto original y provocaron una reacción adversa de FECODE, que llevó a las calles a miles de docentes, paralizando el sistema educativo estatal por dos semanas y afectando a más de 8 millones de estudiantes.

En conclusión, el hundimiento del proyecto de Ley Estatutaria de Educación refleja una derrota para la autonomía educativa y una victoria para aquellos que defienden una educación pública fortalecida. La lección aprendida es clara: es crucial negociar hábilmente en el Congreso y establecer un consenso amplio que responda a las demandas de la sociedad colombiana. El camino ahora es presentar un nuevo proyecto legislativo en educación que incluya estos aprendizajes y busque una educación de excelencia, acorde con las necesidades del siglo XXI.

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