En un giro significativo dentro del panorama del conflicto armado en Colombia, el Frente Comuneros del Sur ha decidido separarse del Ejército de Liberación Nacional (ELN), marcando su propio camino en el proceso de paz regional. Esta decisión, tomada durante una asamblea en las montañas de Nariño, se anunció apenas doce horas después de que el ELN declarara el fin de su suspensión de secuestros con fines económicos.
Los comandantes de las compañías que conforman el Frente Comuneros del Sur expresaron su desacuerdo con el trato y el modelo de conducción impuesto por la dirección nacional del ELN, la cual opera desde el exilio. La ruptura surge en un momento crítico, donde el Frente decide continuar su participación en el proyecto de paz total promovido por el presidente Gustavo Petro, enfocándose en iniciativas concretas como el desminado humanitario.
El protocolo de desminado, ya firmado con el Gobierno nacional a través de la oficina del Alto Comisionado para la Paz, comenzará en áreas rurales de los municipios de Santa Cruz de Guachaves, Samaniego y La Llanada, entre otros. Esta acción se presenta como un esfuerzo tangible hacia la construcción de una paz territorial, beneficiando directamente a las comunidades locales afectadas por el conflicto.
Además, el Frente Comuneros del Sur ha hecho un llamado a la sociedad colombiana, especialmente a los habitantes de Nariño, para que participen activamente en las iniciativas de paz. Este llamado busca transformar el enfoque de la lucha armada hacia una resolución política del conflicto que ha marcado la región durante décadas.
Este movimiento del Frente Comuneros del Sur no solo redefine la dinámica del conflicto en Nariño, sino que también plantea nuevos desafíos y oportunidades para el proceso de paz en Colombia, demostrando la complejidad de alcanzar soluciones duraderas en un entorno de múltiples actores armados y agendas políticas.
