En una trágica jornada que sacudió al país, el Ejército Nacional de Colombia confirmó la muerte del cuarto soldado profesional en medio de intensos combates contra disidencias armadas en el departamento del Cauca. Los enfrentamientos, que tuvieron lugar en la zona de Argelia, se intensificaron cuando los militares, atrapados y sin posibilidad de retirada inmediata debido a las adversas condiciones climáticas, se vieron obligados a repeler una emboscada perpetrada por el frente Carlos Patiño de las disidencias de las FARC.
Jairo Urrego David, el soldado recién identificado, oriundo de Chigorodó, Antioquia, y con once años de servicio, se suma a la lista de fallecidos que ya incluía a Jorge David Fuentes de Valledupar, César Javier Sosa Ballesteros de La Mesa, y Camilo Andrés Molina de Galeras. Este nuevo deceso eleva a cuatro el número de víctimas mortales de este enfrentamiento, marcando uno de los incidentes más letales en la región en los últimos meses.
El dramatismo de la situación fue capturado en audios enviados por los propios soldados durante los combates, en los que se escuchan peticiones desesperadas de auxilio y la crudeza del fuego cruzado. «Nos dejaron morir», afirmaba uno de los militares, evidenciando la intensidad y la desesperación del momento. Estos audios, que rápidamente se viralizaron, han provocado una ola de solidaridad y dolor a nivel nacional.

El Ejército, en un comunicado oficial, detalló que pese a los esfuerzos continuos por realizar la extracción aérea de las tropas, las condiciones climáticas impidieron cualquier maniobra de evacuación rápida, obligando a los soldados a mantener la posición bajo fuego enemigo hasta que fue posible el apoyo aéreo y de artillería. Asimismo, se reportó la captura en flagrancia de cinco miembros de la estructura insurgente, en un intento por desarticular las capacidades operativas del grupo armado en la región.
Este incidente pone de relieve no solo la volatilidad de la seguridad en el Cauca sino también los desafíos que enfrentan las Fuerzas Armadas en su lucha contra los remanentes armados que continúan operando en varias zonas del país. Las comunidades locales, atrapadas en el fuego cruzado, demandan soluciones urgentes que garanticen su seguridad y el cese de la violencia que las ha azotado por décadas.