En un giro dramático para la política exterior colombiana, el anuncio del presidente Gustavo Petro sobre la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel ha dejado al sector de la defensa en una posición comprometida. Israel ha sido durante décadas un proveedor clave para Colombia en tecnología de defensa, aviónica y armamento, un apoyo que ahora queda en suspenso.
La relación bilateral en términos de defensa y seguridad ha sido intensa y multifacética, abarcando desde el suministro de aeronaves y sistemas de radar hasta colaboraciones en ciberseguridad y entrenamiento militar. La decisión de suspender las relaciones podría obstaculizar el acceso de Colombia a tecnologías avanzadas y asistencia técnica esencial para la operatividad y mantenimiento de equipos críticos. El caso más emblemático es el de los aviones de combate Kfir, cuyo mantenimiento depende en gran medida de la tecnología y las piezas israelíes.
Esta ruptura también plantea un desafío logístico considerable dado que varios contratos estaban en curso, incluido uno significativo firmado en 2022 por un valor de 327 millones de dólares para actualizar el Sistema Integral de Defensa Nacional (Siden). Este contrato abarca desde sistemas de guerra electrónica hasta defensas antiaéreas, todos con plazos de entrega que se extienden hasta 2026.
Expertos en seguridad nacional han expresado su preocupación sobre cómo este cambio afectará la capacidad de Colombia para mantener su soberanía y seguridad. «La dependencia de Colombia de la tecnología y el soporte israelí no se puede subestimar. Este es un desarrollo que podría tener implicaciones de largo alcance para nuestra defensa nacional», comentó Erich Saumeth, analista de defensa.
El gobierno colombiano se enfrenta ahora al reto de buscar otros socios internacionales que puedan reemplazar la asistencia israelí. Aunque Colombia tiene acuerdos de defensa con otros países, como Estados Unidos y Canadá, la transición podría no ser inmediata ni exenta de complicaciones.
En definitiva, la decisión de romper relaciones con Israel no solo tiene una dimensión política y diplomática, sino que pone en juego aspectos críticos de la seguridad nacional y la estabilidad de las capacidades defensivas de Colombia.