La reciente decisión del presidente Gustavo Petro de decretar un día cívico este viernes y su llamado a los bogotanos para que salgan de la ciudad durante el fin de semana han encendido un debate nacional. La medida, que según el presidente busca promover el ahorro de agua y energía ante la sequía que afecta a la región, ha sido rápidamente criticada por la oposición como un intento de desmovilizar las protestas programadas contra su gobierno para el próximo domingo, 21 de abril.
Los críticos, incluidos prominentes miembros del Centro Democrático y otros sectores conservadores, han calificado la medida de «improvisada» y acusan al presidente de utilizarla estratégicamente para afectar la asistencia a las movilizaciones. El representante Christian Garcés y el senador Andrés Forero, entre otros, han expresado su descontento, sugiriendo que el decreto es más una maniobra política que una necesidad ambiental.
Además, la coincidencia del día cívico con el cumpleaños del presidente ha sido objeto de comentarios irónicos por parte de políticos como el senador Nicolás Echeverry, quien lo ha descrito como una «coincidencia» muy conveniente, comparando el ahorro de energía con apagar las velas de un pastel de cumpleaños.
Petro, por su parte, ha defendido su decisión como una medida necesaria frente a la emergencia hídrica y energética que enfrenta el país, exacerbada por el fenómeno de El Niño. La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, también ha intervenido, destacando la gravedad de la situación climática y la necesidad de acciones inmediatas para mitigar sus efectos.
Este debate se intensifica en un momento crítico para el gobierno de Petro, que enfrenta varios frentes de descontento social y político. La marcha del domingo promete ser un barómetro del ánimo popular y la respuesta a las políticas del actual gobierno. Con las críticas y el escepticismo en aumento, la situación política y ambiental en Colombia continúa siendo una fuente de tensiones y desafíos importantes.