El congresista republicano Mario Díaz-Balart reveló que Estados Unidos ha decidido recortar las ayudas financieras a Colombia, una medida que marca un punto de inflexión en las relaciones bilaterales entre ambos países. Esta decisión, descrita como una respuesta directa a las acciones y declaraciones del presidente colombiano Gustavo Petro, sugiere un distanciamiento de la «relación especial» históricamente mantenida con Colombia.
Díaz-Balart indicó que el gobierno de Petro debe decidir si desea mantener la cooperación estrecha con Estados Unidos, enfatizando que las recientes políticas colombianas parecen alejarse de los intereses estadounidenses. Como resultado, Colombia enfrentará una reducción del 10% en los fondos recibidos, condicionada a un compromiso explícito del presidente colombiano para cumplir con varias exigencias.
Las condiciones impuestas por el Congreso de EE.UU. incluyen esfuerzos para preservar la democracia en Colombia, luchar contra las redes de narcotráfico y proteger el Estado de derecho. Este cambio en la asistencia financiera no solo refleja las tensiones en las relaciones bilaterales, sino que también ha provocado críticas internas en Colombia, donde algunos exfuncionarios interpretan la medida como un paso hacia el aislamiento internacional del país.
El incremento en el número de colombianos detenidos en la frontera sur de Estados Unidos añade otra capa de complejidad a la dinámica entre ambas naciones, señalando un aumento en la migración que coincide con las tensiones políticas. La decisión de Washington de ajustar su apoyo financiero a Bogotá podría tener implicaciones significativas para la cooperación futura en áreas críticas como la seguridad, el narcotráfico y la política regional.