En un giro sorpresivo y controvertido en el panorama político venezolano, Manuel Rosales, actual gobernador del estado Zulia y conocido opositor al régimen chavista, logró inscribir su candidatura para las próximas elecciones presidenciales. Este hecho marcó un contraste significativo en un proceso electoral ya tenso, en el que otros candidatos de la oposición han enfrentado obstáculos insuperables para su inscripción, incluida la negativa del Consejo Nacional Electoral (CNE) a aceptar la postulación de Corina Yoris, quien pretendía representar a la coalición opositora en lugar de la inhabilitada María Corina Machado.
La inscripción de Rosales, realizada en el último minuto permitido por el CNE, levanta interrogantes sobre el equilibrio de poder y las negociaciones detrás de bambalinas en el complejo escenario político venezolano. Según declaraciones de Juan Guaidó desde el exilio, la dificultad para inscribir a la candidata unitaria de la oposición sugiere un tratamiento preferencial hacia Rosales, desatando especulaciones sobre posibles acuerdos con el gobierno de Nicolás Maduro, conocido por su reticencia a permitir una competencia electoral abierta y justa.
Rosales, de 71 años, no es ajeno a la lucha política en Venezuela. Tras enfrentar al fallecido Hugo Chávez, su oposición le costó un exilio forzado del cual retornó para reclamar nuevamente la gobernación de Zulia, fortaleciendo su perfil como una figura de resistencia frente al chavismo. Sin embargo, su actual candidatura presidencial, en medio de la inhabilitación de otros potenciales candidatos opositores, plantea dudas sobre la integridad del proceso electoral y la autenticidad de la oposición dentro del juego político venezolano.
Este escenario deja a la oposición venezolana en una encrucijada, debatiendo entre el apoyo a una figura como Rosales, quien ha logrado sortear los obstáculos impuestos por el CNE, y la continuación de su denuncia sobre la falta de condiciones justas para una competencia electoral. La decisión de María Corina Machado de apoyar o no a Rosales será crucial en las próximas semanas, definiendo posiblemente el curso de la oposición venezolana frente a un gobierno que ha demostrado su habilidad para controlar el proceso electoral a su favor.
Mientras tanto, la comunidad internacional y los venezolanos dentro y fuera del país observan atentamente, esperando señales de unidad y estrategia clara por parte de la oposición, en un momento en que la legitimidad y transparencia de las elecciones en Venezuela son cuestionadas más que nunca. La inscripción de Rosales no solo desafía al régimen de Maduro, sino que también pone a prueba la cohesión y resiliencia de la oposición venezolana en su lucha por recuperar la democracia en el país.
