La cifra de víctimas mortales en el ataque a una sala de conciertos en Moscú, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico, ha aumentado dramáticamente a 133, según informaron las autoridades rusas. Este atentado terrorista, uno de los más graves en suelo ruso en años recientes, ha provocado una ola de conmoción y luto a nivel nacional, llevando al presidente Vladimir Putin a decretar una jornada de duelo nacional.
El ataque, que tuvo lugar en la sala de conciertos Crocus City Hall, ocurrió antes de una presentación del grupo de rock ruso Piknik. Según testigos, los atacantes, armados y posiblemente bajo la influencia de sustancias inflamables, irrumpieron en el recinto, provocando un incendio que contribuyó al alto número de fallecidos, además de los heridos por balas.
Putin, en una alocución televisiva, condenó el ataque como un «acto terrorista salvaje» y afirmó que los sospechosos intentaron huir hacia Ucrania, respaldando la versión de sus servicios de seguridad que vincula a los atacantes con ese país, aunque sin mencionar directamente la reivindicación del EI. Esta asociación ha sido firmemente negada por Ucrania, que calificó las acusaciones rusas de «absolutamente insostenibles y absurdas».
El Kremlin ha informado de la detención de once personas en relación con el atentado, incluidos los cuatro atacantes, en la región de Briansk, cerca de la frontera con Ucrania y Bielorrusia. Se alega que los detenidos tenían «contactos» en Ucrania, aunque no se han proporcionado pruebas que sustenten esta afirmación.
El atentado ha reavivado el debate sobre la seguridad en Rusia y sus implicaciones en el contexto más amplio de su involucramiento en conflictos regionales, especialmente en Siria, donde lucha contra el mismo EI y en el Cáucaso ruso. Estados Unidos reveló haber advertido a Rusia sobre un potencial ataque terrorista en marzo, lo cual fue descartado por Putin como «provocador».
Entre las víctimas, más de 100 personas siguen hospitalizadas, algunas en estado grave, mientras que los fallecidos murieron a causa de heridas de bala y la inhalación de humo del incendio provocado por el ataque. La comunidad internacional ha expresado su consternación y solidaridad con Rusia ante este devastador acto de violencia, que no solo ha afectado a las víctimas y sus familias sino que también ha agitado el panorama político y de seguridad de la región.