La ciudad de Medellín, conocida por su innovación y cultura vibrante, enfrenta un repunte de violencia que ha cobrado la vida de 90 personas en lo que va del año, revelando una disminución del 11% en comparación con el año anterior. Sin embargo, este descenso estadístico no atenúa la preocupación de las autoridades y ciudadanos por los recientes actos violentos que han dejado a dos extranjeros muertos en incidentes separados, sumando un nuevo nivel de alerta en la capital de Antioquia.
El primero de estos trágicos eventos ocurrió en el barrio El Llano, donde se encontró a un hombre aún sin identificar, con signos de violencia física extrema y una correa amarrada al cuello. Horas más tarde, la comunidad de Castilla fue testigo del asesinato de Wilson Javier Liendo Blasco, un joven venezolano de 25 años, quien fue brutalmente atacado por dos individuos en motocicleta. La violencia continuó ese mismo día con el homicidio de Moisés Enrique Solórzano Rodríguez, otro venezolano, esta vez en el contexto de un aparente ajuste de cuentas mientras reparaba un vehículo.
Estos asesinatos no solo reflejan la persistente lucha contra la violencia en Medellín, sino que también destacan una creciente vulnerabilidad entre los extranjeros residentes o visitantes en la ciudad. A lo largo del año, 17 turistas extranjeros han encontrado la muerte en circunstancias alarmantes, con casos que van desde suicidios y homicidios hasta muertes por intoxicación, según la Fiscalía General de la Nación en el Valle de Aburrá. En particular, la muerte del estadounidense Josué Cardona subraya los riesgos asociados a encuentros pactados a través de redes sociales, en un caso que ha impactado profundamente a la comunidad.
Lo inquietante de estas muertes es la recurrencia de «cocteles mortales», mezclas peligrosas de sustancias psicoactivas y alcohol encontradas en las escenas, que sugieren un patrón de consumo riesgoso entre algunos de los fallecidos. A pesar de la presencia de pertenencias personales junto a las víctimas, lo que descarta el robo como móvil, las autoridades se encuentran ante el desafío de desentrañar las circunstancias detrás de estos trágicos sucesos.
Mientras la ciudad de Medellín continúa su lucha contra la violencia y busca reforzar la seguridad para todos sus habitantes, incluyendo la creciente población extranjera, estos incidentes sirven como un sombrío recordatorio de los peligros que aún acechan en sus calles. La comunidad internacional y local mira atentamente, esperando acciones decisivas que puedan devolver la paz a esta vibrante metrópoli colombiana.