Un reciente informe de inteligencia de la Policía Nacional de Colombia ha revelado una alarmante tendencia: los grupos armados ilegales están utilizando las redes sociales, especialmente TikTok, para reclutar menores de edad. Según el informe, este año ya han sido reclutados 101 menores, una cifra que se eleva a 159 según la Defensoría del Pueblo.
Las tácticas de reclutamiento han evolucionado, dejando atrás las prácticas tradicionales y adoptando métodos más sutiles y atractivos. Los grupos criminales utilizan contenido multimedia llamativo para atraer a niños y jóvenes, prometiéndoles ingresos económicos, diversión y una vida aparentemente normal. Mensajes como “¿Quieres generar ingresos para tu familia? Estamos buscando a una persona para que cuide ganado” son comunes en estas redes, ocultando las verdaderas intenciones detrás de promesas engañosas.
El informe de la Policía detalla que existen al menos 63 cuentas en redes sociales, algunas con hasta 231 mil seguidores y 2.6 millones de interacciones, donde se publican imágenes y videos que glorifican las actividades bélicas y el cultivo de coca. Estas cuentas están dirigidas a perfiles vulnerables, principalmente desertores escolares, jóvenes de entornos disfuncionales, indígenas y aquellos que viven en la pobreza extrema.
La situación es especialmente grave en las zonas rurales del suroccidente colombiano, donde la Defensoría del Pueblo ha elevado el riesgo de reclutamiento de menores a categoría ‘extrema’. En departamentos como Cauca, Nariño, Caquetá, Tolima y la ciudad de Villavicencio, se concentra el mayor número de casos, con el Cauca liderando con 47 casos reportados.
Además de las redes sociales, los grupos armados ilegales utilizan otras seis modalidades de reclutamiento: ofrecimientos económicos, capitalización del arraigo e incidencia en las comunidades, explotación sexual, vínculos familiares o de amistad, y fotografías de menores con prendas militares. Una vez reclutados, los menores son sometidos a largas jornadas de trabajo y entrenamiento, y se les asignan tareas como lavado de uniformes, cocina, guardia, mensajería y, finalmente, combate.
Las principales organizaciones responsables de estos actos son el Estado Mayor Central, la Segunda Marquetalia y el ELN. Estos grupos ejercen un control férreo sobre los menores, obligándolos a traer a otros a la organización bajo las llamadas “cuotas” y sometiéndolos a una vida de violencia y explotación.
La comunidad internacional y las autoridades colombianas están llamadas a tomar medidas urgentes para proteger a los menores y combatir estas prácticas inhumanas, que siguen arrebatando el futuro a cientos de niños y jóvenes en el país.