El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha oficializado la candidatura de Nicolás Maduro para las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio de 2024. Esta decisión fue confirmada por Diosdado Cabello, figura clave del chavismo, quien a través de su cuenta en X, anunció que las bases del PSUV han elegido a Maduro como su representante, tras un proceso de consulta interna que vio la participación de 4.240.032 votantes entre el 7 y el 9 de marzo.
El actual presidente venezolano, Nicolás Maduro, busca así una reelección que podría extender su mandato hasta 2030, en un país donde no existe un límite para la reelección presidencial. Este anuncio llega en un momento crucial para Venezuela, con el proceso electoral programado como parte de los compromisos asumidos en el tratado de Barbados, que instaba a la realización de elecciones presidenciales en la segunda mitad del año.
La candidatura de Maduro se enfrenta a un escenario político complejo, marcado por la continua inhabilitación de figuras opositoras prominentes como María Corina Machado, quien a pesar de las restricciones, ha manifestado su intención de no designar un sustituto y confía en revertir legalmente su situación. Henrique Capriles, otro destacado opositor igualmente inhabilitado, ha expresado que Machado sería la candidata más capaz de enfrentar a Maduro en las urnas.
Este contexto electoral subraya la profunda división política en Venezuela y pone de relieve los desafíos que enfrentará el país en los próximos meses, tanto en el ámbito doméstico como en la percepción internacional de su proceso democrático. Con la candidatura de Maduro asegurada por el PSUV, Venezuela se prepara para unas elecciones que serán observadas de cerca por la comunidad internacional, en medio de expectativas de cambios políticos y sociales.
