En un giro sorprendente que arroja luz sobre uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de Colombia, la Fiscalía General de la Nación y el Instituto Nacional de Medicina Legal han logrado identificar y recuperar los restos del magistrado Alfonso Patiño Roselli, víctima de la toma y retoma del Palacio de Justicia ocurrida entre el 6 y el 7 de noviembre de 1985. Este hallazgo, que llega casi cuatro décadas después del trágico suceso, corrige un error histórico en el que los restos del magistrado habían sido erróneamente identificados y entregados como los de Jaime Benítez Prieto, sargento viceprimero de la Policía Nacional.
La identificación errónea de los restos, un reflejo de la confusión y el caos que siguieron a la toma del Palacio, ha mantenido a las familias de las víctimas en una búsqueda dolorosa por la verdad y la justicia. La revelación de que los restos de Patiño Roselli fueron encontrados en la tumba destinada a Benítez Prieto no solo cierra un capítulo en la historia de dolor de la familia del magistrado, sino que también destapa las profundas heridas que aún persisten en el tejido social colombiano a raíz de este evento.
El proceso de identificación forense, que culminó con la exhumación de la tumba en el cementerio del Apogeo, ha sido un testimonio de la persistencia y el compromiso de las autoridades colombianas por esclarecer los hechos ocurridos durante y después de la toma del Palacio de Justicia. Según el informe de Medicina Legal, la condición de los restos, fuertemente expuestos a altas temperaturas, indica que la víctima falleció en el lugar de los hechos, lo que añade una pieza más al complejo rompecabezas de aquellos días fatídicos.

Este hallazgo no solo reabre el debate sobre la necesidad de justicia y reparación para las víctimas y sus familias, sino que también pone de relieve las deficiencias en los procesos de identificación y entrega de restos en el contexto de conflictos y tragedias nacionales. La historia del magistrado Patiño Roselli, cuyos restos fueron visitados por sus familiares bajo una identidad equivocada hasta 1997, es un recordatorio doloroso de las cicatrices que la violencia ha dejado en Colombia.
La investigación penal continúa, y como señala el abogado Eduardo Carreño Wilches, representante de algunas de las víctimas, este caso no es aislado. Muchas familias han enfrentado una revictimización al descubrir la verdad sobre sus seres queridos desaparecidos o mal identificados. La identificación de los restos de Patiño Roselli no solo es un paso hacia la justicia para su familia, sino también un llamado a la acción para garantizar que tales errores no se repitan y que la memoria de las víctimas sea honrada con la verdad y la justicia.