Un acto vandálico perpetrado por encapuchados generó pánico la tarde del 2 de diciembre en el centro comercial Aventura, situado frente a la Universidad de Antioquia, en Medellín. Según las autoridades, el grupo lanzó un artefacto explosivo que incendió el árbol navideño instalado en el primer piso del establecimiento, afectando también parte de la decoración y causando alarma entre los asistentes.
Los hechos ocurrieron a las 1:45 p. m. en plena avenida Ferrocarril con la calle Barranquilla, donde los responsables, tras cometer el ataque, escaparon al interior del campus universitario. El Cuerpo de Bomberos de Medellín controló las llamas en cuestión de minutos, con apoyo de las brigadas internas del centro comercial. Afortunadamente, no se registraron heridos ni daños graves a la estructura, aunque el incidente dejó pérdidas materiales significativas en la decoración navideña.
El alcalde Federico Gutiérrez señaló al Bloque Negro Revolucionario (BNR), un grupo de encapuchados que tendría vínculos con la Universidad de Antioquia, como los responsables del ataque. Además, mencionó que este mismo grupo habría lanzado artefactos incendiarios contra una estación de Metroplús cercana. “No permitiremos que la violencia de unos pocos siga atentando contra la tranquilidad de la ciudad. Solicitaremos apoyo adicional de la Policía para frenar estos actos vandálicos”, manifestó el mandatario.
Este hecho ocurre en un contexto de creciente tensión en la capital antioqueña, donde las protestas estudiantiles han escalado en las últimas semanas debido a la crisis económica que enfrenta la Universidad de Antioquia. Aunque las manifestaciones iniciaron de manera pacífica, el reciente ataque incrementa la preocupación por la seguridad en las inmediaciones del campus y por la protección de bienes públicos y privados.
Este ataque no solo evidencia la fragilidad de la seguridad en la ciudad, sino que también plantea interrogantes sobre el control de los actos vandálicos ligados a grupos radicales. La utilización de la protesta como fachada para actos de violencia refleja un deterioro en los valores democráticos y amenaza la convivencia en espacios públicos. Es imperativo que las autoridades no solo capturen a los responsables, sino que también envíen un mensaje claro contra el uso de la violencia como medio de presión, restaurando el orden y la confianza de la ciudadanía.