El general William René Salamanca, director de la Policía Nacional, confirmó que Fabio Ochoa, excapo del Cartel de Medellín, retornará a Colombia el próximo 12 de diciembre, como parte de un acuerdo alcanzado con el gobierno de Estados Unidos. La llegada de Ochoa se produce tras cumplir una condena en territorio norteamericano por delitos relacionados con el narcotráfico.
Ochoa, quien fue extraditado a Estados Unidos en 2001 y condenado por cargos menores en comparación con otros crímenes atribuidos al cartel, retorna a un país donde el panorama del narcotráfico ha cambiado drásticamente. El general Salamanca adelantó que la Policía Nacional sostendrá reuniones con las autoridades estadounidenses para coordinar detalles de su llegada y garantizar que no recupere poder o influencia en actividades ilícitas.
El caso de Fabio Ochoa se suma al de otros narcotraficantes que han recibido reducciones de penas o acuerdos en Estados Unidos, como Juan Carlos Ramírez Abadía, alias ‘Chupeta’. Este último fue liberado tras colaborar como testigo en procesos judiciales, entre ellos, el juicio contra Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa. Estas liberaciones han generado preocupación en Colombia sobre la posible reincidencia de estos individuos en actividades delictivas.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, aseguró que las autoridades colombianas están alerta para evitar que figuras como Ochoa retomen algún control dentro del narcotráfico nacional. «No podemos permitir que recuperen el poder que tenían en nuestro país frente a actividades de narcotráfico», enfatizó.
El regreso de Fabio Ochoa plantea un reto significativo para las autoridades colombianas. Aunque se trata de un hombre que cumplió su condena, su retorno revive los fantasmas del narcotráfico de los años 80 y 90, en un país que sigue lidiando con las secuelas de este fenómeno. La reincidencia en el narcotráfico es una posibilidad que no puede descartarse, como lo demuestran casos previos de otros capos liberados tras acuerdos judiciales.
Colombia debe fortalecer sus sistemas de vigilancia y aplicar estrategias integrales para prevenir la reorganización de estructuras criminales. Además, la cooperación internacional será clave para rastrear y neutralizar posibles vínculos entre estos excapos y redes activas de tráfico de drogas. El país enfrenta un desafío histórico: garantizar que figuras emblemáticas del narcotráfico no se conviertan en un símbolo de retroceso en la lucha contra este flagelo.
