El Gobierno de Gustavo Petro enfrenta críticas por la baja ejecución presupuestal en 2024, alcanzando solo el 80,8 % del Presupuesto General de la Nación (PGN) al corte de noviembre. Esto equivale a $406,7 billones de los $503,6 billones aprobados, dejando un rezago de $97 billones. Estas cifras sitúan el desempeño de este año como el peor desde 2019, afectando principalmente el rubro de inversión, crucial para la reactivación económica del país.
Déficits en inversión y sectores críticos
El área más afectada es la inversión estatal, donde apenas se ha comprometido el 78,4 % de los recursos presupuestados ($78,4 billones de $100 billones). De este total, solo el 44,5 % ha sido efectivamente pagado, lo que significa que más de la mitad de los fondos destinados a proyectos e infraestructura no se han materializado en la economía.
Entre los sectores con mayor ejecución presupuestal destacan Salud (93,05 %), Educación (88,01 %) y TIC (85,16 %). Sin embargo, ministerios como el de Hacienda (51,1 %) y el de Deporte y Recreación (56,5 %) presentan desempeños preocupantemente bajos. Un caso particular es el Ministerio de Igualdad, que solo ha ejecutado el 3,11 % de su presupuesto de $1,8 billones, reflejando serias dificultades en su gestión.
Factores detrás del rezago
La crisis en la ejecución presupuestal no solo evidencia problemas internos en la administración, sino también el impacto de un contexto económico complicado. Con una caída en el recaudo tributario que acumula un déficit de $18 billones frente a lo proyectado, y un déficit fiscal estimado en 5,6 % del PIB, el panorama es complejo. La salida de Ricardo Bonilla como ministro de Hacienda y la llegada de Diego Guevara al cargo añaden incertidumbre sobre la capacidad del Gobierno para manejar sus finanzas públicas.
Tensiones políticas y la reforma tributaria
El rezago en la ejecución dificulta la discusión de la reforma tributaria propuesta para 2025, con la que el Gobierno busca recaudar $12 billones adicionales. La oposición ha cuestionado esta iniciativa, argumentando que antes de implementar nuevos impuestos, el Ejecutivo debe centrarse en gastar los recursos ya aprobados.
Efraín Cepeda, presidente del Senado, expresó: “Presidente, nuestro llamado es que enfoque sus esfuerzos en los $97 billones que tienen sin ejecutar, antes de una reforma que ponga más impuestos a los colombianos”.
La baja ejecución presupuestal refleja un problema estructural en la capacidad de gestión del gasto público. Este rezago no solo afecta la implementación de proyectos prioritarios, sino que también frena el impacto positivo que la inversión estatal debería tener en el crecimiento económico y la generación de empleo.
Para el Gobierno, cerrar la brecha entre los recursos asignados y los efectivamente utilizados será esencial para recuperar la confianza política y económica. El nuevo liderazgo en el Ministerio de Hacienda tendrá que afrontar este reto de manera inmediata, demostrando eficiencia en la ejecución de proyectos y fortaleciendo la fiscalización del gasto. Sin estas acciones, las tensiones fiscales y la percepción de ineficacia podrían socavar seriamente la viabilidad de las metas del Plan Nacional de Desarrollo.
