El canciller venezolano Yván Gil, invitado por el Gobierno colombiano a participar en la COP16, el evento más importante sobre biodiversidad celebrado en Cali, desató una nueva controversia al referirse a la líder opositora venezolana María Corina Machado como «la nada». Gil, quien asistió al evento para discutir temas ambientales y fortalecer lazos bilaterales con Colombia, fue interrogado por la prensa sobre el rol de Machado y el proceso electoral venezolano, a lo que respondió tajantemente que «el pueblo venezolano ya habló» y que «María Corina es la nada».
Estas declaraciones ocurren en un contexto en el que la postura de Colombia sobre la reelección de Nicolás Maduro ha sido cuestionada por el gobierno de Venezuela. Gil defendió que «el único que puede reconocer las elecciones es el pueblo de Venezuela», subrayando la soberanía del país en asuntos internos. Además, resaltó que Venezuela está enfocada en la “reelección de Maduro” y en proyectos de vecindad con Colombia, incluyendo la frontera compartida de 2.200 kilómetros y acuerdos económicos y sociales discutidos en varias ocasiones por Maduro y Petro.
La participación del canciller Gil en la COP16 ha sido vista como una muestra de la intención del gobierno de Gustavo Petro de mantener canales diplomáticos con el régimen de Maduro, a pesar de las tensiones con otros países de la región. Recientemente, Brasil, bajo la administración de Luiz Inácio Lula Da Silva, vetó el ingreso de Venezuela al bloque de países BRICS, un golpe diplomático significativo para Caracas. Aunque Lula canceló su visita a la COP16 por razones de salud, su postura refuerza el distanciamiento de la comunidad internacional frente a Maduro.
La ausencia de varios líderes esperados en la COP16 ha sido otro aspecto crítico para el Gobierno colombiano. La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, había anunciado inicialmente la presencia de al menos diez jefes de Estado; sin embargo, la lista final incluye mandatarios de países con menor peso en la región, como Surinam, Guinea Bisáu y Haití. Analistas, como el politólogo Carlos Prieto, han señalado que esta situación evidencia la divergencia de intereses entre Colombia y sus aliados potenciales, subrayando que el enfoque ambiental de Petro no ha tenido la acogida esperada en el escenario internacional.