En un reciente anuncio transmitido en redes sociales, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha ordenado la militarización de varias ciudades del país. Esta decisión surge en medio de intensas protestas que rechazan los resultados electorales que lo reelegieron para un tercer mandato consecutivo. Según informes, miles de ciudadanos han tomado las calles, manifestando su desacuerdo y exigiendo transparencia en el proceso electoral.
Maduro no solo responsabilizó a sus opositores políticos, Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, por la violencia en las protestas, sino que también lanzó acusaciones sorprendentes. En su discurso, afirmó que las manifestaciones están siendo respaldadas por «una arremetida internacional» que involucra al magnate Elon Musk y al narcotráfico colombiano. Según el mandatario, Musk estaría colaborando con agencias estadounidenses en un intento por desestabilizar el país.
El presidente también presentó videos de los disturbios, mostrando la destrucción de bienes públicos, incluidos vehículos policiales, y afirmó que algunos manifestantes estaban bajo los efectos de una droga llamada captagón, supuestamente usada por la CIA para manipular mercenarios. Estas declaraciones, sin embargo, carecen de pruebas concretas y han sido recibidas con escepticismo por diversos sectores.
Mientras tanto, la comunidad internacional y organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por la escalada de violencia y la militarización de las ciudades venezolanas. La situación en Venezuela sigue siendo tensa, con un creciente clamor por auditorías independientes de los resultados electorales y una revisión de los derechos democráticos en el país.
