El lunes 29 de julio, Venezuela se vio sacudida por una serie de protestas masivas en respuesta a las elecciones presidenciales recientes, que declararon a Nicolás Maduro como ganador. La jornada de manifestaciones, que tuvo lugar en Caracas y otras regiones del país, resultó en la muerte de una persona, varios heridos y aproximadamente 50 detenidos.
La ira de los manifestantes, quienes consideran que hubo fraude electoral, se expresó de diversas maneras, incluyendo el derribo de estatuas del fallecido expresidente Hugo Chávez en varias ciudades. Videos difundidos en redes sociales muestran a grupos de personas derribando estos monumentos, que para muchos simbolizan el régimen que consideran responsable de la crisis actual del país.
El ambiente en Venezuela es de alta tensión, con una fuerte presencia de fuerzas de seguridad intentando controlar las manifestaciones. Las protestas y los disturbios reflejan el descontento y la frustración de una parte significativa de la población, que rechaza los resultados de los comicios y la continuidad de Maduro en el poder.
La situación es crítica y el país enfrenta un momento de incertidumbre y agitación, con la comunidad internacional observando de cerca los acontecimientos y su posible impacto en la región.
