En un reciente y perturbador caso de explotación sexual infantil, dos niñas de 12 y 13 años fueron víctimas de abuso en el hotel Gotham de Medellín, por parte de Timothy Alan Livingston, un ciudadano estadounidense. La revelación de este caso ha conmocionado a la opinión pública y desencadenado una investigación exhaustiva.
Según el testimonio de una camarera del hotel, la habitación donde se alojaba Livingston contenía cinco condones usados ocultos bajo un escritorio, residuos de marihuana en una botella y rastros de tusi, una droga sintética, en la tarjeta de acceso a la habitación. Estos hallazgos contradicen las primeras declaraciones de las autoridades, quienes inicialmente indicaron que las menores permanecieron en el lugar solo por breves momentos.
Cámaras de seguridad del establecimiento captaron a las menores ingresando en dos ocasiones distintas; en su primer encuentro, se quedaron junto al estadounidense durante aproximadamente una hora y media. El caso tomó un giro crucial cuando un ciudadano anónimo alertó a la policía sobre la presencia de las niñas en la habitación, lo que llevó a su rescate.
Tras el incidente, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, anunció medidas inmediatas para suspender la oferta y demanda de servicios sexuales en El Poblado, además de revelar que las víctimas, incluida una niña trans, se encuentran bajo protección y recibiendo atención médica especializada. La situación de las menores ha reavivado el debate sobre la explotación sexual infantil en la ciudad y ha llamado la atención sobre la necesidad de proteger a los menores de este tipo de abusos.
Este caso no solo pone de relieve la vulnerabilidad de los niños frente a la explotación sexual, sino también la importancia de la vigilancia y las acciones decisivas por parte de las autoridades y la comunidad para prevenir y responder a estas atrocidades. La sociedad espera que se haga justicia para las víctimas y que se tomen medidas más firmes para combatir la explotación sexual infantil.