El reciente asesinato de Grecia Marielbis Perales en el barrio Boston de Medellín, presuntamente a manos de su pareja, no solo ha conmocionado a la comunidad local sino que ha puesto de manifiesto la persistente y grave problemática del feminicidio en Colombia. Con Perales, la cifra de mujeres asesinadas en Antioquia se eleva a 25 y a ocho en Medellín, según informa El Colombiano, destacando una escalada alarmante de violencia contra las mujeres en la región y el país.
Este presunto caso de feminicidio destaca por su brutalidad, con la víctima encontrada entre colchones, con signos de estrangulación y múltiples heridas de arma cortopunzante. Este trágico evento subraya no solo la violencia doméstica sino también las deficiencias en las medidas de protección y en el sistema judicial colombiano en la prevención y persecución de estos crímenes.
La Defensoría del Pueblo de Colombia ha revelado cifras alarmantes, con 1.310 casos de violencia contra mujeres reportados en solo los dos primeros meses del año, incluyendo 59 intentos de feminicidio y nueve feminicidios confirmados. Estos números hablan de una epidemia de violencia que, a pesar de los esfuerzos de prevención, continúa creciendo, alimentada por la incredulidad y el escepticismo de algunos operadores judiciales y policiales ante los testimonios de las víctimas. Esta actitud no solo perpetúa la violencia sino que también desalienta a las mujeres de denunciar, manteniéndolas en situaciones de riesgo.
La situación se agrava con los desafíos que enfrenta el sistema de justicia para proteger a las mujeres y avanzar en las investigaciones. La lentitud procesal y el vencimiento de términos, que pueden resultar en la liberación de agresores capturados, son barreras significativas que impiden la entrega de justicia efectiva y oportuna para las víctimas de feminicidio.
Este caso, y los numerosos otros que se suman a las estadísticas, demandan una reflexión profunda y acciones concretas por parte de las autoridades colombianas. Es imperativo no solo fortalecer el sistema de justicia y protección para las mujeres sino también cambiar las actitudes sociales que minimizan y normalizan la violencia contra las mujeres. La tragedia de Grecia Marielbis Perales debe servir como un llamado urgente a la acción, para asegurar que ninguna mujer deba enfrentar un destino similar y para que la justicia prevalezca en cada caso de violencia de género.