En un movimiento que ha sorprendido a muchos y generado debate en los círculos políticos y académicos de Colombia, Alexander López ha asumido como el nuevo director del Departamento Nacional de Planeación (DNP). En un cargo que tradicionalmente ha requerido un profundo conocimiento en análisis, investigación y manejo de cifras, López ha admitido abiertamente no ser economista ni tener afinidad con las matemáticas, aspecto que ha avivado la controversia sobre los criterios de selección para posiciones de alta responsabilidad en el Gobierno de Gustavo Petro.
Durante su homenaje en el Congreso, López expresó su visión para el DNP, enfocándose en una gestión que busca dirigir las políticas públicas hacia los estratos más bajos de la sociedad colombiana, argumentando que su conocimiento del país y su cercanía con las comunidades más afectadas son activos valiosos para su nueva función. Esta postura ha generado división de opiniones, con críticos señalando la importancia de la especialización económica en el rol y defensores aplaudiendo la perspectiva humanística de López.
El discurso de López en el Congreso ha resonado especialmente por su énfasis en la justicia social y la transformación del país, defendiendo las reformas a la salud, pensional y laboral como avances hacia la equidad e igualdad. Aunque su nombramiento ha levantado cejas por la falta de experiencia directa en economía, López cumple con el único requisito formal para el cargo según el manual de funciones de la entidad: ser mayor de 25 años.
La designación de López, junto con otros nombramientos recientes como el de Gustavo Bolívar a la dirección de Prosperidad Social, refleja una tendencia del gobierno Petro hacia la inclusión de perfiles con fuertes inclinaciones políticas y sociales, pero que carecen de la especialización técnica tradicionalmente asociada con estas posiciones. Mientras Colombia navega por un periodo de cambios significativos en su marco político y social, la experiencia y enfoque de López en el DNP será observada de cerca, tanto por sus potenciales innovaciones en política pública como por los desafíos que su falta de experiencia económica pueda presentar.