En un informe preocupante revelado por la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos, Colombia ha experimentado un incremento significativo en el número de masacres durante el año 2023, marcando el cuarto año consecutivo de aumento en esta violenta estadística. Con un total de 98 masacres verificadas, el país suramericano ve cómo estas tragedias siguen ensombreciendo su panorama social y de seguridad, dejando tras de sí un saldo devastador de 320 víctimas, en su mayoría atribuidas a la acción despiadada de grupos armados ilegales.
Este aumento del 6,5% en comparación con el año anterior pone en relieve la urgente necesidad de acciones concretas para frenar la espiral de violencia. A pesar de estos sombríos números, hay un atisbo de esperanza en el frente de los derechos humanos, ya que el informe también señala una disminución en los asesinatos de líderes sociales, pasando de 116 en 2022 a 105 en 2023. Sin embargo, esta reducción del 9,5% no es suficiente para mitigar la preocupación global, ya que la violencia contra los defensores de derechos humanos en Colombia sigue siendo la más alta a nivel mundial, según afirmaciones de Juliette de Rivero, representante de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia.

En un panorama donde los departamentos como Cauca se convierten en escenarios de violencia extrema contra los defensores de derechos humanos, la comunidad internacional observa con alarma. El informe destaca no solo las muertes, sino también las 763 denuncias de amenazas recibidas, evidenciando un patrón alarmante de asesinatos contra aquellos que se atreven a alzar la voz contra las dinámicas de control social impuestas por actores armados no estatales.
A pesar de los esfuerzos del gobierno colombiano por negociar con grupos armados y centrarse en la seguridad humana, la expansión territorial y las estrategias de control de estos grupos continúan amenazando gravemente la gobernabilidad y los derechos humanos en el país. La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos subraya la necesidad imperiosa de abordar esta consolidación de poder por parte de los grupos armados, que no solo pone en riesgo la vida de los ciudadanos sino también la integridad cultural de diversas comunidades y organizaciones históricas de Colombia. Este informe no solo sirve como un llamado a la acción para las autoridades colombianas sino también para la comunidad internacional, en busca de soluciones duraderas que garanticen la paz y la seguridad en uno de los países más vibrantes pero desafiados de América Latina.
