Por Armando Estrada Villa – opinión@elcolombiano.com.co
Ahora que la administración distrital, en cumplimiento del mandato constitucional, empieza a elaborar el plan de desarrollo 2024-2027, unido al compromiso adquirido en su programa de gobierno por el alcalde Federico Gutiérrez de revisar y ajustar en el largo plazo el Plan de Ordenamiento Territorial, que incluirá el plan integral de movilidad sostenible, estimo conveniente referirme a la situación de la movilidad peatonal en la ciudad.
Así se haya presentado mejoramiento de andenes en el centro de la ciudad y en las vías principales de algunas de comunas, debe reconocerse que el descuido en este frente resulta evidente a simple vista en muchos barrios. Sirvan de ejemplo, comunas por donde camino permanentemente como Laureles, La América y Belén y por donde tránsito esporádicamente como Robledo y Castilla, donde el peatón tiene obligadamente en muchos lugares que compartir la vía con bicicletas, motos, automóviles y buses con la inseguridad e incomodidad que esto implica.
Existen normas nacionales y locales que establecen las especificaciones que deben tener los andenes, en su carácter de franja longitudinal a la vía urbana, ubicada a los costados de esta, destinada a la circulación de peatones, que garanticen que la movilidad sea continua, libre, segura y cómoda. Por eso, determinan ancho y estructura del andén, altura, espesor, resistencia y acabado de los pisos, construcción de rampas y vados libres de un alto escalonamiento, iluminación y señalización, entre otras.
Sin embargo, en muchos andenes del distrito esta normatividad no se acata o se acata a medias, por parte de la administración y de sus colindantes, como se demuestra con la baja calidad del piso, estrechez de la franja, ausencia de rampas y vados, discontinuidad en su recorrido, deterioro, mal acabado y desperfecto del andén, ocupación con muros, vehículos, motos y ventas e insuficiente mantenimiento, circunstancias que se ilustran bien, sin que sea exclusiva de ellos, en andenes de los barrios Cristóbal, Las Mercedes, Robledo y San Bernardo. Debido al incumplimiento de las normas, muchas aceras se han convertido en trampas para los peatones, hasta el punto de constituir las segundas víctimas mortales en accidentes de tránsito.
Por los costos económicos, ambientales y sociales del transporte motorizado como son contaminación, saturación y congestión del tráfico, valor de vehículos y combustible, accidentalidad y problemas de salud, se presenta en el mundo, impulsado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y por Walk 21, un movimiento que busca darle mayor importancia a la movilidad y el transporte peatonal.
Esta movilidad peatonal se da a partir de la decisión de los individuos de viajar a pie para atender sus necesidades e intereses familiares, sociales y culturales, mejora la calidad de vida y facilita el acceso a los diferentes medios de transporte y a las distintas dinámicas urbanas. Por ello, considero que favorecer e impulsar la movilidad peatonal debe ser prioridad en la planificación urbana y en la gestión de la movilidad en el centro y barrios de la ciudad.