Este 1 de mayo, mientras Colombia conmemoraba el Día del Trabajo con marchas oficialistas promovidas por el gobierno de Gustavo Petro, un sector significativo de la población expresó su descontento a través de cacerolazos y pitazos en diversas partes del país. Esta forma de protesta, convocada en redes sociales días antes, resonó especialmente en el norte de Bogotá y en varias zonas de Medellín, donde los sonidos de cacerolas y el ruido de bocinas de carros se hicieron eco del rechazo a las políticas actuales del gobierno.
Los cacerolazos, que se extendieron desde las ventanas y balcones de los hogares hasta las calles, son una manifestación de protesta en la que los participantes utilizan utensilios de cocina para hacer ruido. Este tipo de manifestación ha sido común en Latinoamérica, visible en países como Argentina, Chile y Venezuela, como una forma simbólica y pacífica de expresar oposición.
En el contexto de las recientes políticas y reformas propuestas por el gobierno de Petro, que incluyen cambios en la legislación laboral y pensional, los cacerolazos del 1 de mayo representan una crítica visible al intento del gobierno de capitalizar políticamente una fecha tradicionalmente asociada con los derechos de los trabajadores. El presidente, por su parte, no ha dudado en utilizar su plataforma para responder a las críticas, defendiendo las reformas como necesarias para el progreso del país, aunque sus métodos y el tono de sus discursos han sido fuente de controversia.
Durante su discurso en la Plaza de Bolívar, Petro enfatizó su intención de seguir utilizando las calles como un espacio para impulsar el cambio, si las vías institucionales se lo impiden. Este enfoque ha intensificado las tensiones con sectores que ya de por sí se mostraban escépticos o directamente opuestos a su administración.
La jornada del 1 de mayo, por lo tanto, no solo destacó por la celebración del trabajo, sino que también subrayó las divisiones profundas dentro de la sociedad colombiana respecto al curso político actual. Mientras el gobierno busca avanzar con su agenda, la resistencia a través de actos como los cacerolazos sugiere un desafío continuo a su mandato.