El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, confirmó lo que ya era un rumor creciente: el presidente Gustavo Petro realizará una reorganización de su gabinete ministerial a partir de enero de 2025. Las renuncias de varios altos funcionarios no solo obedecerían a la necesidad de ajustar estrategias de gobierno en su etapa final, sino también a las aspiraciones electorales de algunos de ellos con miras a las elecciones de 2026.
Según Cristo, la decisión de reconfigurar el equipo ministerial responde a un «reacomodo natural» y a la visión del presidente de preparar el terreno para el último tramo de su administración. El ministro también dejó entrever que su propia continuidad está en manos del mandatario, especialmente tras el reciente hundimiento de la ley de financiamiento, un golpe político significativo para su gestión.
Posibles salidas y objetivos electorales
Entre los nombres que suenan para dejar sus cargos destacan Susana Muhamad, ministra de Ambiente y una de las figuras clave del petrismo que podría buscar una candidatura presidencial; Gustavo Bolívar, actual director de Prosperidad Social, quien ha sido señalado como uno de los candidatos más favorecidos de la izquierda para 2026; y Guillermo Alfonso Jaramillo, ministro de Salud, cuyo manejo de la reforma al sistema sanitario ha sido cuestionado.
Otros nombres en la lista incluyen a Luis Gilberto Murillo, canciller, y Daniel Rojas, ministro de Educación. Incluso Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), podría estar en el grupo de salidas tras reportes de diferencias internas dentro del gobierno y con el propio presidente.
Bolívar, por su parte, confirmó que consultará a Petro sobre su futuro político: “Le voy a preguntar si él quiere que yo lo siga acompañando hasta el final de su Gobierno (…) o si ve que soy el de mayor posibilidades y quiere que vaya a la consulta”.
Cambios estratégicos en medio de la tormenta política
Este remezón ocurre en un momento de tensiones internas en el gobierno, con una creciente percepción de descoordinación y la reciente derrota de la reforma tributaria en el Congreso. Adicionalmente, Petro busca consolidar un equipo más cercano y leal que le permita ejecutar las políticas pendientes y preparar el camino para un sucesor que garantice la continuidad de su proyecto político.
Los constantes cambios en el gabinete reflejan un gobierno que enfrenta una serie de retos críticos en su gestión y gobernabilidad. Si bien es común que en las etapas finales de un mandato se presenten reacomodos, el impacto político de estas salidas será determinante. Petro no solo necesita superar la fragmentación interna, sino también consolidar una narrativa que justifique estos movimientos ante una opinión pública que empieza a exigir resultados concretos.
Con la economía en crisis, reformas estancadas y una relación tirante con el Congreso, el presidente debe demostrar que esta reorganización no es un síntoma de improvisación, sino un intento genuino por salvar un gobierno que parece estar perdiendo el rumbo.