La reforma a la salud del Gobierno Petro dio su primer paso en el Congreso al ser aprobada en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes con 14 votos a favor y 4 en contra. Este proyecto, que consta de 58 artículos y busca transformar el sistema de salud de Colombia, enfrenta tanto respaldo como críticas, al ser considerado uno de los mayores cambios al sector en las últimas tres décadas.
El articulado, que ahora pasará a su segundo debate en la plenaria de la Cámara, introduce transformaciones clave, como el reemplazo de las EPS por Entidades Gestoras de Salud y Vida (EGSV), eliminando su rol en la gestión del riesgo financiero. Además, propone redes territoriales integrales (RIITS) y centros de atención prioritaria (CAPS), en los que se organizará la prestación de servicios. La iniciativa busca implementar un modelo de Atención Primaria en Salud (APS), enfocado en la prevención y la promoción de la salud en todo el territorio, especialmente en zonas rurales.
La reforma no estuvo exenta de controversia. Representantes como María Fernanda Carrascal, del Pacto Histórico, defendieron la descentralización del sistema como una herramienta para llegar a regiones apartadas. Por su parte, Andrés Forero, del Centro Democrático, calificó el proyecto como un «ataque» al sistema que, según él, ha sido el mayor logro social de las últimas décadas. Forero también criticó al ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, por presuntamente eludir preguntas técnicas durante el debate.
Este avance se da tras semanas de mesas técnicas que involucraron a congresistas, expertos y gremios del sector, y tras acuerdos entre el Gobierno y seis EPS del régimen subsidiado. A pesar de superar este primer paso, el proyecto enfrenta un camino complicado en los siguientes tres debates, con una oposición que anticipa una discusión aún más intensa.
La aprobación inicial de la reforma a la salud refleja el respaldo del Gobierno en el Congreso, pero también deja ver profundas divisiones políticas y técnicas. Mientras el oficialismo la celebra como un paso hacia un sistema más inclusivo, la oposición advierte sobre los riesgos de desmantelar el modelo actual sin claridad en su implementación. El éxito de esta reforma dependerá no solo de los votos en el Congreso, sino también de su aceptación en un sistema de salud que ya enfrenta numerosos desafíos.