El Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha decidido mantener el paro armado que inició hace cuatro días en el departamento del Chocó, afectando a aproximadamente 45.000 personas. Sin embargo, ante las intensas lluvias que han azotado la región, la guerrilla ha anunciado la apertura de un corredor humanitario a partir del 13 de noviembre, con el propósito de permitir el ingreso de ayudas gubernamentales a las comunidades afectadas.
Según el comunicado emitido por el Frente de Guerra Occidental Ogli Padilla del ELN, este corredor busca «aliviar las afectaciones del invierno de los pobladores en las zonas donde está vigente el paro armado». La guerrilla ha instado a las autoridades responsables de gestionar el reparto de esta ayuda a señalar «de manera visible» los logos de las instituciones que los identifiquen, a fin de evitar «incidentes» y prohíbe además que se haga de noche.
El ELN ha justificado la continuidad del paro armado argumentando una supuesta «connivencia» entre las fuerzas de seguridad del Estado colombiano y grupos paramilitares, señalando que esta alianza busca «destruir el tejido social y ‘acabar’ con la resistencia popular» en la región. Esta situación ha generado preocupación entre las comunidades locales, que enfrentan una doble crisis: la restricción de movilidad impuesta por el paro armado y las emergencias derivadas de las fuertes lluvias.
Las autoridades han instado al ELN a cesar las hostilidades y permitir el libre tránsito en la zona, especialmente en momentos en que las condiciones climáticas adversas agravan la situación humanitaria. Organizaciones defensoras de derechos humanos han alertado sobre el riesgo de desabastecimiento y la dificultad para acceder a servicios básicos, haciendo un llamado urgente a la comunidad internacional para que intervenga en la búsqueda de soluciones pacíficas y duraderas para la región del Chocó.
