Las relaciones entre Colombia y Venezuela han vuelto a entrar en tensión tras recientes declaraciones del canciller venezolano, Yvan Gil, quien amenazó con una «respuesta en su momento» a Bogotá. Estas declaraciones se originan en un contexto de desacuerdos entre ambos países por la postura colombiana frente a las recientes elecciones en Venezuela, en las que Nicolás Maduro fue reelegido bajo condiciones controvertidas.
El canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, había advertido que Colombia podría no reconocer los resultados de las elecciones en Venezuela si no se garantizaban los derechos democráticos básicos. La respuesta desde Caracas ha sido contundente, señalando que «cualquier interferencia de Bogotá será respondida en los términos necesarios», lo que podría escalar la tensión diplomática.
Las tensiones entre ambos países, que comparten una frontera de 2.200 kilómetros, afectan a miles de familias binacionales que dependen del comercio y tránsito seguro. En el último año, más de 500.000 personas cruzaron la frontera, lo que representa un riesgo en caso de un cierre o de medidas restrictivas.
Colombia ha insistido en la importancia de resolver los conflictos mediante el diálogo diplomático, sin embargo, advierte que protegerá sus intereses nacionales. Las embajadas de ambos países se mantienen en constante comunicación, pero las diferencias políticas amenazan con complicar los avances bilaterales.
