El amanecer en Bolivia ha sido tenso luego del fallido intento de golpe de Estado denunciado por el presidente Luis Arce. La noche del miércoles, unidades del Ejército intentaron ingresar a la Plaza Murillo, sede del Gobierno en La Paz, pero se replegaron tras un enfrentamiento entre Arce y el comandante del Ejército, Juan José Zúñiga.
Dos militares fueron detenidos, incluyendo al general Zúñiga, quien afirmó que el presidente Arce planeó la estrategia para aumentar su popularidad. «El día domingo, en el colegio La Salle, me reuní con el presidente. Y me dijo ‘la situación está muy jodida. Esta semana va a ser crítica. Entonces, es necesario preparar algo para levantar mi popularidad’», declaró Zúñiga.
El presidente Arce tomó juramento a José Wilson Sánchez como nuevo comandante militar, reemplazando a Zúñiga. En medio de la crisis, Arce aseguró que defenderá la democracia y la voluntad del pueblo boliviano a toda costa. «¡Vamos a defender la democracia y la voluntad del pueblo boliviano cueste lo que cueste!», escribió en su cuenta de X, agradeciendo también a los presidentes de otros países y organismos internacionales por su apoyo.
La situación ha generado diversas reacciones en el país. El presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, comentó sobre el desorden institucional, mientras que la diputada Amalia Antonio del Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP) calificó el intento de golpe como «un acto indignante» y pidió investigaciones al Ministerio de Justicia.
El analista político Carlos Toranzo sugirió que el incidente ha dado un breve baño de popularidad al presidente Arce, pero planteó dudas sobre la autenticidad del golpe, considerando las declaraciones del general Zúñiga.
A medida que la Fiscalía inicia las investigaciones, Bolivia sigue sumida en la incertidumbre, con la ciudadanía esperando claridad sobre los eventos que han sacudido al país.
